"¡Plá, plá, plá… Plá, plá!... Patacón Pisao", pero desde lejos
Por José J. Záiter
Especial para Mi Tierra News
Los que viajan en avión saben lo estresante, angustioso y hasta temible que puede ser... Especialmente en la actualidad, por la agresividad de algunos pasajeros y los empleados de algunas líneas aéreas y aeropuertos.
La "odisea de vuelo" se debe, según los expertos, por el cambio que experimentó el ser humano antes, durante y después de la pandemia del COVID-19.
En Estados Unidos, según la Administración Federal de Aviación (FAA), en lo que va de 2023 se han reportado 1,228 incidentes con pasajeros rebeldes o revoltosos en aviones, un aumento de más del 49% en comparación a los sucesos de agresividad registrados en vuelos comerciales antes del COVID-19.
Por eso las personas que, como yo, por diferentes motivos viajamos con frecuencia, solemos ser testigos de interesantes episodios y comportamientos erráticos, tanto en los aviones como en las terminales aéreas.
Para realizar mis viajes, con regularidad utilizo los servicios de Spirit Airlines. Esto se debe a la cercanía de mi residencia al Aeropuerto Internacional de Fort Lauderdale, donde esta aerolínea de bajo costo cuenta con un centro de operaciones. La comodidad de su itinerario de vuelos y lo económico de sus boletos aéreos son también factores adicionales que me motivan a volar por Spirit.
Es cierto que Spirit Airlines es una aerolínea que, constantemente, recibe críticas negativas por parte de algunos pasajeros que la utilizan. La realidad es que, si los viajeros se tomaran el tiempo de leer las regulaciones y restricciones establecidas a la hora de comprar un pasaje, jamás se encontrarán con sorpresas al llegar al mostrador en el aeropuerto.
Una queja frecuente de algunos viajeros de Spirit Airlines es que la aerolínea "¡cobra por todo!", incluyendo por el equipaje de mano y las maletas que viajan en la bodega de la aeronave. Reconozco que, por lo general, cuando viajo conmigo llevo poco equipaje debido a la brevedad de mi estadía en los destinos que visito.
Sin embargo, la razón por lo cual el costo de los pasajes aéreos es más económico en Spirit Airlines es precisamente por su política de equipajes. Los pasajeros sólo pagan por los servicios que consumen durante el vuelo, y esto incluye el traslado del equipaje y la posibilidad de obtener mejores asientos.
Por otro lado, hay pasajeros que se quejan de los retrasos de los vuelos. En mi caso, como manifesté anteriormente, soy viajero frecuente de Spirit Airlines y raras veces he experimentado problemas de retrasos; en la amplia mayoría de los casos, mis vuelos salen a tiempo.
Ahora bien, hay factores que se salen de las manos de las aerolíneas como por ejemplo los cambios súbitos de las condiciones climatológicas. Los que residimos en el Sur de Florida, sobre todo durante la temporada ciclónica, sabemos que casi a diario en horas de la tarde se producen tormentas repentinas, algunas con intensas ráfagas de viento y descargas eléctricas.
Esta situación representa una amenaza a la seguridad física de quienes trabajan en áreas abiertas y al aire libre, como por ejemplo los empleados de mantenimiento y el personal de rampa de las líneas aéreas.
Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), en Estados Unidos cada año muere un promedio de 20 personas a consecuencia de descargas eléctricas, además de los cientos de personas que sufren lesiones -y son hospitalizadas- al exponerse a los elementos durante una tormenta.
Es por esto por lo que las aerolíneas tienen establecido un protocolo de seguridad para cuando un avión aterriza y en la terminal aérea están presentes estas condiciones del clima de lluvia, rayos y viento.
Al no poder ser dirigido por el personal de tierra a su puerta de desembarque correspondiente, el piloto procede a estacionar la aeronave en un área designada. La instrucción es permanecer ahí hasta que mejoren las condiciones climáticas, y el personal pueda hacer su trabajo sin peligro.
Cuando vuelo a Santo Domingo por Spirit Airlines, me gusta sentarme en el asiento 10B, en el medio de la aeronave. La razón: esa fila no tiene un asiento de ventana, lo que me brinda un buen espacio para poner a mi lado mi acostumbrado bulto de viaje.
Debo destacar que no todos los aviones de Spirit Airlines tienen la misma configuración de asientos. No obstante, por lo general, los aviones Airbus 320 que utiliza para la ruta Fort Lauderdale-Santo Domingo, si son así, sin asiento de ventana en la fila 10.
Hace unas semanas, en un viaje de regreso a Fort Lauderdale, cuando llegué al Aeropuerto Internacional de las Américas de Santo Domingo, la agradable agente del mostrador de Spirit Airlines me informó que el asiento 10B no estaba disponible.
Agregó que, por $55 dólares, me podía sentar en el asiento 1B que, con el 1C, ofrecen la oportunidad de salir primero del avión y, al mismo tiempo, debido a su preferencial ubicación permite escuchar todas las conversaciones que sostienen los auxiliares de vuelo. ¡Acepte la oferta!
Justo en el momento cuando aterrizamos en Fort Lauderdale, empezó una brutal tormenta eléctrica. Acto seguido, el avión se posicionó en un área adyacente a la pista para esperar que pasara el diluvio. Y es ahí cuando empezó un largo calvario de impaciencia y desesperación entre los pasajeros. Porque estábamos tan cerca de la puerta de desembarque, pero a la misma vez ¡tan lejos!
El tiempo pasó y, luego de una hora en tierra esperando dentro del avión, escuché a cómo los auxiliares de vuelos hablaban de estrategias para mantener calmados a los pasajeros. Para el deleite y sorpresa de todos a bordo, los auxiliares de vuelos de repente empezaron a repartir vasos de agua y galletas, ¡gratis!
Pero ese "gesto" de Spirit Airlines no fue suficiente para calmar los ánimos dentro de la aeronave. Los pasajeros ya entrabamos a la segunda hora de espera, casi el mismo tiempo que nos había tomado para volar desde Santo Domingo. ¡Algo extremadamente frustrante!
En ese momento, una auxiliar de vuelo estadounidense, quien por cierto me dijo residía en Davie (un área de Florida relativamente rural donde abundan muchos caballos), tomó el micrófono y le preguntó a los pasajeros -en un idioma español no muy bueno-, "¿conocen ustedes a Johnny Ventura?"
Para los pasajeros a bordo fue una sorpresa el hecho de que esta aeromoza supiera quien fue el Caballo Mayor. Todos reaccionamos diciendo al unísono "Sí", con aplausos y algarabía.
La auxiliar de vuelo procedió diciendo, "entonces, vamos a cantar esto: '¡Plá Plá Plá… Plá Plá!' ", que es la clave principal del éxito musical de Johnny Ventura, "Patacón Pisao". El ambiente dio un giro de 180 grados; empezaron a reinar las sonrisas y la alegría se apoderó de un avión donde segundos antes, reinaba la ansiedad.
De inmediato, abrí mi celular y busqué "Patacón Pisao" en YouTube, el cadencioso merengue que empieza con esa clave. Cuando la auxiliar de vuelo escuchó la canción, abrió los ojos y acercó el micrófono a mi teléfono... ¡Fue ahí cuando se armó la fiesta! El legendario Johnny Ventura, quizás desde el cielo, calmó los ánimos con su contagioso ritmo.
Eventualmente, después de dos horas en tierra, el piloto anunció por el altoparlante que ya le habían autorizado a proceder a la terminal para el desembarque.
Al salir del avión, le di las gracias a la auxiliar de vuelo por su gran astucia. Le pregunté cómo conoció la música de Johnny Ventura y ella contestó sonriente. Me dijo que no sabía de su existencia hasta que una compañera de trabajo, también estadounidense, le sugirió tomar esa iniciativa, ¡la cual consideré genial! Además, terminó diciendo, "¡a mí me encanta bailar merengue!".
Como diría el Caballo Mayor en vida, "¡Oye que rico, Mami!"
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