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Opinión | El difícil camino de las alianzas electorales para el 2024

Por Miguel Acevedo
Especial para Mi Tierra News

MIAMI, Florida - La propuesta para las alianzas electorales en República Dominicana para mayo de 2024 se ha convertido en el tema obligatorio para los dirigentes políticos de la oposición, en momentos cuando las encuestas dicen que es difícil -y prácticamente imposible- ganar las próximas elecciones aun uniéndose de manera total.

El periodista Miguel Acevedo
En este proceso electoral que nos espera en 2024, no vislumbro una unificación de los principales partidos opositores, especialmente entre el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y la Fuerza del Pueblo (FP), por los menos a nivel presidencial.

Abel Martínez, el candidato del PLD, estará pensando más en el 2028 que en el torneo electoral del próximo año, especialmente ahora que su partido va en retroceso y en un proceso de succión provocado por la Fuerza del Pueblo, del expresidente Leonel Fernández Reyna.

Por el momento, se torna difícil pactar una alianza entre PLD y FP, aunque algunos analistas entienden que esta unión podría darse, si el partido que está arriba en las encuestas le da al que está abajo una mayor porción en las posiciones congresuales y municipales, siempre que exista un compromiso en el que el partido favorecido con los votos de las cámaras legislativas y municipales favorezca con el voto al candidato presidencial del otro partido.

Esa realidad complica la estrategia de la FP, ya que Fernández Reyna entiende que, de no ganar la presidencia, es imprescindible que su partido controle la cámara de diputados.

Pero la realidad es que, antes de que el PLD se sume a la FP, éste se romperá en pedazos. Los integrantes de estos grupos se separaron en el 2019 y las causas que generaron esa rotura persisten.

Lo razonable es que al PLD le conviene mantener a Fernández Reyna fuera del poder, especialmente cuando existe un proyecto de reelección que avanza firme y seguro, con el presidente Luis Abinader Corona y su Partido Revolucionario Moderno (PRM).

Lo que más le conviene a los opositores que no tienen posibilidades de ganar en mayo de 2024, es prepararse para la contienda futura de 2028.

La historia dice que, cuando hay reelección, la posibilidad de la oposición disminuye. Claro, que hay precedente, y fue el caso de Hipólito Mejía Domínguez, quien sólo gobernó por un término presidencial entre 2000 y 2004.

El gobierno del expresidente Mejía Domínguez venía enfrentando una gran crisis económica generada por sus enemigos, el desfalco del Banco BANINTER y una oposición férrea a la reelección (incluso dentro de su propio partido), encabezado por el entonces presidente Hatuey Decamps Jiménez, del Partido Revolucionario Dominicano (PRD).

La reelección funcionó en 2008 y en 2016. El cambio no se dio en 2012 por errores de la oposición, pero es sumamente difícil que el PRM y Abinader Corona pierdan en el 19 de mayo de 2024.

Lo cierto es que la oposición tiene más posibilidades de ganar las elecciones cuatro años después de la reelección de un presidente. Esta situación se da cuando el partido de gobierno se embarca en la búsqueda de su nuevo candidato presidencial; cuando las contradicciones internas afloran y las ambiciones de los grupos económicos que buscan el poder debilitan las posibilidades de triunfo del partido gobernante.

Las personas o grupos que siguen la línea del presidente, y los miembros y dirigentes del PRM, deben estar atentos a la posición de quienes dentro de su propio partido adversan a su presidente en su afán reeleccionista.

Lo que menos necesita Abinader Corona son trabas en el camino. Es cierto que muchos perremeístas no han sido favorecidos en su gobierno. Pero República Dominicana cuenta con un presidente transparente, que trabaja por su pueblo, y sería terrible que al final de este cuatrienio se cambien la vaca por una curia.

Es importante que no se repita lo que sucedió en el 2004, cuando una parte de los miembros y dirigentes del viejo PRD, incluyendo algunos dirigentes en la ciudad de Miami, se fueron con la oposición, porque no apoyaban la reelección de Mejía Domínguez.

Pienso que la situación no es la misma, ni el candidato es el mismo. Pero existen políticos que ponen su agenda personal por encima del bien colectivo, del partido y del país.

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