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¿Está el Partido Republicano secuestrado por la figura de Donald Trump?

Por Fernando Almánzar
Mi Tierra News

Estados Unidos está en la recta final para las elecciones de medio término del martes, 8 de noviembre, en la que los votantes elegirán a los 435 miembros de la Cámara de Representantes, a 34 senadores y a 36 gobernadores; además definirán diversos puestos y enmiendas estatales y municipales.

Curiosamente, aunque su nombre no aparece en ninguna de las boletas electorales, el expresidente Donald Trump es sin dudas la figura más incluyente de estos próximos comicios.

Su presencia, para muchos, ha sido una bendición para el Partido Republicano. Y es que los números no mienten... En las recientes elecciones primarias, Trump respaldó a 208 aspirantes republicanos y de estos, 197 ganaron sus respectivas contiendas, ya fueran candidatos buscando la reelección o nuevos postulantes a sus cargos.

Para ponerlo en contexto, si Trump fuera jugador de béisbol y en 208 turnos al bate conecta 197 imparables, tuviera un promedio de bateo de .947. ¿Qué equipo de Grandes Ligas no quisiera tener a un toletero de ese calibre en su alineación?

Por esa razón, a pesar de su frecuente comportamiento errático y bombástico, y el hecho de que enfrenta al menos una decena de investigaciones civiles y criminales en su contra, el Partido Republicano no está en condiciones de distanciarse de él. La popularidad de Trump ha secuestrado al movimiento conservador estadounidense.

Solamente para la Cámara de Representantes, Trump apoyó a 155 candidatos, de los cuales 150 resultaron triunfadores. En síntesis, 96.77% de los candidatos republicanos que obtuvieron la "bendición" del expresidente al final disfrutaron del "éxtasis de la victoria". Los que no buscaron a Trump, o cometieron el atrevimiento de desafiarlo, en las urnas sufrieron "la agonía de la derrota".

En estas elecciones intermedias del 8 de noviembre, los planetas están alineados para que Trump se solidifique como la figura estelar del Partido Republicano y líder supremo de la política estadounidense, a pesar de que, como comenté, su nombre no aparece en las boletas electorales de los 50 estados de la unión americana y es protagonista de una montaña de problemas legales en su contra.

Trump, incluso, podría hasta terminar en la cárcel como el estratega político y exasesor de la Casa Blanca, Steve Bannon, quien la semana fue multado y sentenciado a cuatro meses de prisión por desafiar una citación de la investigación del Congreso sobre el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021.

Recordemos que el propio expresidente hace poco recibió un citatorio similar para comparecer el próximo 14 de noviembre ante el Comité Investigador del Congreso para responder preguntas acerca de su participación en los disturbios y su intento fallido de revocar el resultado de las elecciones de noviembre de 2020.

Un sondeo realizado entre el 13 y 17 de octubre, y publicado esta semana por la Universidad de Monmouth, reveló que 60% de los estadounidenses piensa que Trump debe presentarse a rendir testimonio ante el Congreso, y que cuando lo haga, 77% siente que su testimonio debe público para que el pueblo estadounidense puede seguirlo por radio y televisión.

Esa misma encuesta de la Universidad de Monmouth, reveló que 36% de los estadounidenses piensa que Trump es directamente responsable por el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, y 40% opinó que debería enfrentar cargos criminales por ese hecho.

La Universidad de Monmouth concluyó que el 47% de los encuestados piensa que Trump sí representa un problema para la política de Estados Unidos, mientras que el 50% opina que el expresidente no representa riesgo alguno. Este resultado es ejemplo de cuán dividido está el país en términos de que, la mitad apoya a Trump y la otra mitad lo rechaza.

Ahora bien, en términos generales, la tendencia es que el partido que controla la Casa Blanca tiende a perder las elecciones intermedias. El último presidente en tener éxito durante estos comicios fue el demócrata Jimmy Carter, quien en 1978 mantuvo la mayoría del Senado y la Cámara de Representantes.

Hay quienes auguran una avalancha de votantes demócratas en las urnas en respuesta a la agenda conservadora que en los últimos meses restringió el derecho al aborto, facilitó la venta de armas y metió más a la iglesia en asuntos del estado, entre otros temas.

No obstante, la realidad es que al final del día, está comprobado que el estadounidense vota con su bolsillo. La economía y la inflación son temas protagonistas de la elección del 8 de noviembre y, aunque la tasa del desempleo es de 3.5% (la más baja en más de 50 años), los altos precios de la gasolina y los artículos de primera necesidad harán que muchos acudan a las urnas para rechazar las políticas del presidente Joe Biden.

Entiendo el hecho de que la popularidad de Biden está por el suelo y que su gobierno no es el mejor de la historia. Su administración se ha descuidado por completo de la crisis en la frontera y muchas de sus promesas de campaña ahora forman parte del "archivo del olvido".

Es inentendible, sin embargo, respaldar a Trump sabiendo que encendió la mecha para el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 y que movió todas las fichas en su poder para revertir el resultado de una elección presidencial a sabiendas de que había perdido. 

Si bien los liberales y los conservadores están en desacuerdo en muchos temas, hay uno que los une a todos y ese es la democracia.

El edificio del Capitolio en Washington, que es la sede del Congreso de Estados Unidos, es indudablemente uno de los símbolos de la democracia estadounidense.

El hecho de que un grupo de personas, entraron por la fuerza causando muerte y destrucción para invalidar los resultados de una elección democrática es un fenómeno que todavía hoy no puedo entender. Mi única recomendación es tener este hecho en cuenta a la hora de ir a votar el próximo 8 de noviembre. Esperemos que el ganador haga su trabajo y que el perdedor sepa reconocer su derrota. Entretanto, yo soy Fernando Almánzar y así veo las cosas.

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