La evolución y el nuevo ateísmo
Por Rafael Baldayac
Especial para Mi Tierra News
Los seres humanos somos una de las cerca de 500 especies de primates que existen en la Tierra. Estos ancestros comunes pertenecen a la familia de los homínidos, donde se encuentra la especie humana Homo Sapiens.
Cada 1ro de septiembre se celebra el Día Internacional de los Primates, una fecha para concienciar sobre las amenazas que enfrentan las diferentes especies y promover un mayor compromiso para su conservación.
La palabra "primates" se deriva del latín que significa "primeros". Este grupo es muy amplio. Además del ser humano, forman parte desde lémures hasta gorilas, pasando por babuinos, loris, chimpancés, orangutanes y gorilas, entre otros.
Pese a las notorias diferencias físicas, la mayoría de los primates comparten características como la posibilidad de ver en colores, la presencia de uñas en lugar de garras y el desarrollo avanzado de sus hemisferios cerebrales.
El primate más numeroso es el Homo Sapiens (el ser humano), el cual ocupa la mayor extensión territorial. Nuestra especie, repartida por todos los rincones del planeta, supera ya los 7,800 millones de individuos, o sea que representamos el 99.99% del total de los grandes simios.
Como ocurre con diversas especies, muchos primates están en peligro de extinción. La captura ilegal para convertirlos en mascotas (monos pequeños), su caza furtiva para obtener carne y la masiva destrucción de sus hábitats son las principales amenazas a las que se enfrentan.
Es decir que, de los grandes simios, el chimpancés (orangutanes, gorilas y bonobos), es el más próximo al ser humano. Se caracterizan por su gran tamaño, no tener cola y poseer rasgos humanoides.
Con estos monos compartimos entre 95% y 98% de nuestro material genético, argumento que sirvió para sustentar la teoría de la evolución darwinista. El término "darwinismo" surge a partir de 1859 (año de publicación de la obra del naturalista británico, Charles Darwin: "El origen de las especies").
Actualmente la batalla se libra también en los estantes de las librerías donde nuevos ensayos y algunas biografías traen munición para ambos bandos.
El detonante es lo que se ha venido en llamar "nuevo ateísmo", donde sus promotores, un grupo de intelectuales, publicaron ensayos muy combativos que negaban a Dios en nombre de la ciencia y la razón.
Son los llamados cuatro jinetes: Richard Dawkins (El espejismo de Dios), Sam Harris (El fin de la fe), Dan Dennett (Romper el hechizo) y Christopher Hitchens (Dios no es bueno).
De acuerdo con las Sagradas Escrituras, el debate de la Creación contra la Evolución aún existe. Romanos 1:25 declara: "ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos, Amén".
La gran mayoría de los científicos evolucionistas sostienen que la vida evolucionó enteramente sin la intervención de un "Ser" superior, por lo cual a su vez promulga el ateísmo. La Biblia: "Dice el necio en su corazón; No hay Dios" (Salmo 14:1; 53:1).
También proclama la Biblia que la gente no tiene excusa para no creer en un Dios Creador, cualquiera que niega la existencia de Dios es un necio.
La Evolución da a los ateos una base para explicar cómo existe la vida aparte de un Dios Creador. La Evolución niega la necesidad de un Dios que esté involucrado en el universo. La Evolución es la "teoría de la creación" para la "religión" del ateísmo.
De acuerdo con la Biblia, la elección es clara. Podemos creer en la Palabra de nuestro omnipotente y omnisciente Dios, o podemos creer en las explicaciones de la ilógica tendencia "científica".
El origen del universo y de la vida no puede ser probado teóricamente. No podemos regresar a miles de años atrás para observar cómo comenzó.
Cuando hablan de los orígenes, ambos, la Creación y la Evolución están basados en la Fe. El apóstol Pablo enseñó que "la fe [es] la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11:1).
"Si tenéis fe, tenéis esperanza en cosas que no se ven, y que son verdaderas". La fe es un principio de acción y de poder.
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