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República Dominicana: La masacre del 9 de febrero de 1966 en el Palacio Nacional

Por Rafael Baldayac
Especial para Mi Tierra News

SANTO DOMINGO - La mañana del 9 de febrero de 1966, durante una manifestación estudiantil frente al Palacio Nacional, fueron vilmente asesinados y heridos varios jóvenes universitarios, en lo que fue una masacre que nunca podremos olvidar por teñir de sangre la historia dominicana en medio de la crisis político-militar que afectaba el país en ese entonces.

Ese funesto día, los estudiantes salieron a las calles a reclamar al Gobierno provisional de República Dominicana, que presidía Héctor García Godoy, una respuesta positiva respecto a la solicitud de reconocimiento gubernamental del Movimiento Renovador Universitario (MRU), entre otras demandas.

Durante la marcha, enarbolando consignas contra las autoridades, también se pedía al Gobierno provisional la salida de las tropas de ocupación de Estados Unidos del país y la desocupación de los planteles escolares de la capital ocupados por los invasores extranjeros.

El reconocimiento al MRU implicaba la entrega de los fondos correspondientes a las asignaciones presupuestarias dejadas de entregar en los meses de vigencia del movimiento, fraguado en el proceso revolucionario constitucionalista y patriótico de la Guerra de Abril de 1965.

Como los reclamos no fueron satisfechos, la Federación de Estudiantes Dominicanos (FED) y alumnos de las escuelas públicas desarrollaron un plan de lucha para obtener los recursos necesarios.

El tiroteo policial se produjo minutos después de que Amín Abel Hasbún, secretario general de la FED, acompañado de una comisión del gremio esperaba que se le permitiera una cita con el presidente García Godoy.

La cúpula palaciega barajó la cita, bajo el argumento de que el mandatario no se encontraba en su despacho, y los manifestantes, acalorados y colmados de indignación, encendieron la protestas agitando las banderas Nacional y de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

Cientos de estudiantes se congregaron allí para demandar del Gobierno la entrega del presupuesto universitario que por ley le correspondía en ese momento y la salida inmediata del país de las tropas de ocupación de las tropas estadounidenses.

La respuesta a las protestas fueron ráfagas de disparos sin compasión. Los estudiantes Antonio Santo Méndez, Miguel Tolentino y Luis Jiménez Mella perdieron la vida tras la balacera.

Gravemente herida cayó la estudiante Amelia Ricart Calventi, quien fue trasladada a Estados Unidos para ser operada del impacto de una bala incrustada en la columna vertebral, murió un mes después.

Se acusó directamente al Gobierno provisional, que bajo el auspicio de Estados Unidos ordenó a los agentes policiales a ametrallar de manera inmisericorde a los manifestantes.

En respuesta a la masacre, organizaciones políticas, sindicales, populares, académicas, sindicatos, convocaron a una huelga general que duró más de una semana y en la que se escenificaron acciones violentas que produjeron la muerte y heridas de varias personas, entre ellas, soldados, policías, y efectivos de la Fuerza Interamericana de Paz (FIP).

República Dominicana se estremeció con la ola de manifestaciones que desembocaron en una de las mayores movilizaciones populares de jóvenes de las que se tiene registro en la historia de la nación.

La huelga logró la destitución del jefe de la Policía Nacional, coronel Hernán Despradel Brache, sustituido por el General Manuel de Jesús Morillo López, y del Comodoro Francisco Rivera Caminero, secretario de las Fuerzas Armadas, sustituido por el General Enríquez Pérez y Pérez.

En ese tiempo, en la universidad se vivía con intensidad el Movimiento Renovador, proyecto académico que buscaba convertir la institución académica en un centro democrático que facilitara el ingreso de los jóvenes estudiantes.

Contrario a ese movimiento, las autoridades encabezadas por el Dr. Tomás Mejía Feliz, hacían esfuerzos para mantener el control de la alta casa de estudio, pero su influencia había llegado a su fin.

En medio de la crisis político-militar que afectaba el país desde finales de 1965, el gobierno provisional de García Godoy, asesorado por la Organización de Estados Americanos, preparaba las elecciones de junio de 1966.

Entre las demandas que tenían los estudiantes pertenecientes a la Federación de Estudiantes Dominicanos (FED), la Unión de Estudiantes Revolucionarios (UER), la Juventud Revolucionaria Cristiana (JRC) estaban pedir al Gobierno la salida de las tropas estadounidenses de los liceos y escuelas públicas del país, y el aumento al presupuesto estudiantil de la UASD.

La invasión de las tropas estadounidenses en República Dominicana, bajo el auspicio de la OEA, se produjo en 1965 cuando el país caribeño vivía una guerra civil tras el derrocamiento de la presidencia de Juan Bosch.

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