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Haití invade a República Dominicana sin ninguna resistencia y con una frontera suprimida


Por D. Darío Vargas
Revista Dominical Dejando Huellas

Dominicanos, el martes 12 de julio conmemoremos el 98 aniversario de aquel día en 1924 cuando la bandera de Estados Unidos fue arriada de la Torre del Homenaje y de las oficinas públicas de todo el país; y, en su lugar, fue izada la gloriosa Bandera Tricolor de los Trinitarios, fundadores de la República.

Ese día de la nueva restauración de nuestra Independencia, se inició la Tercera República. Y es así como este 12 de julio se constituye como la tercera gran fecha independentista de República Dominicana, uniéndose así al 27 de febrero de 1844, Día de la Independencia en que nació la República cuando nos liberamos del yugo haitiano; y al 16 de agosto de 1863, Día de la Restauración de la Independencia, cuando nos liberamos de la Anexión a España.

Es entonces el 12 de julio el día en que celebramos la desocupación del territorio nacional de las botas de la Infantería de Marina de Estados Unidos, dando nacimiento a la Tercera República.

Y, hoy, queridos patriotas, vivimos un proceso que nos mueve a recordar la admonición de nuestro Padre Fundador, Juan Pablo Duarte, sobre nuestro destino: "O somos libres y soberanos o se hundirá la Isla".

Y estamos en grave riesgo de que perezca la Tercera República, sin haber entrado en la gran resistencia. Porque estamos como dormidos, rodeados poderosamente aun sin necesidad de armas, con gobiernos sucesivos arrodillados con tal de mantener el poder político nacional.

Este 12 de julio de 2022 nos encuentra divididos, dispersos, arropados por los intereses extranjeros y nacionales, con la apatía de muchos que viven como desnacionalizados, como si se hubieran cansado de tener Patria y de ser dominicanos. Estamos así dando las espaldas a nuestras familias y a lo mejor de nuestra historia.

Nos invaden desde Haití sin ninguna resistencia dominicana y con una frontera suprimida. Nos invaden sus masas empobrecidas y explotadas a través de regímenes de oprobio, una nación nacida bajo la bandera del odio racial, que cae desde lo alto de haber sido el imperio de las Antillas a ser hoy un Estado fallido, destruido por su cultura, por su propia oligarquía y por la manipulación de poderes extranjeros…

Muy lejos de ser aquel Estado que nos invadió militarmente tantas veces y nos tiranizó por 22 años en el Siglo XIX.

Pero hoy también nos invaden desde Estados Unidos y sus aliados del Continente y de la Unión Europea, de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y de todos los organismos de penetración que facilitan la colonización ideológica globalista que nos conduce a ser ciudadanos sin Patria, desmoralizados, sin esperanzas, influyendo en la vida nacional para la permisividad y protección de la ocupación del país por la Inmigración ilegal masiva y descontrolada.

Nos invaden con la educación de las nuevas corrientes culturales sobre la familia ideológica no cristiana, y por medio de los libros de texto y de los centros educativos para desdibujar la historia y reescribirla, alejando de la memoria de los jóvenes el origen glorioso de la República Dominicana, fundada por Juan Pablo Duarte, con su proyecto liberador y democrático, vinculado a la fe cristiana.

Y así van también desnacionalizando el trabajo, la salud y la educación, en un país que es pobre, con un mercado laboral pequeño y limitado, con una alta tasa de pobreza y desempleo.

Y cometen el crimen de lesa Patria al anular el papel de las Fuerzas Armadas dominicanas, que, por la sumisión de los Presidentes dominicanos al Poder internacional, las han convertido en contemplativas de la Ocupación, en aliadas del desorden migratorio sin frontera real, abandonando su obligación de custodiar la Soberanía del territorio nacional, sin entender las llamadas gloriosas Fuerzas Armadas que, el día que se consumara la imposición de la ocupación con todo el poder mediático y estratégico de los enemigos de República Dominicana, ya no tendrían ninguna soberanía que cuidar y tendrían el mismo destino de disolución que tuvieron en Haití.

Pero el alma dominicana vive y encontraremos el camino de la unidad nacional. Los dominicanos hemos caído bajo cuando estamos desunidos; pero somos capaces de las mayores proezas de la Patria cuando derrotamos el sectarismo y las divisiones políticas y partidistas.

La única posibilidad de que haya paz en la Isla y se pueda vivir en ella, es si Haití es ayudado a reconstruirse, y la población ilegal que está en nuestro país que excede la Ley del 80-20 vuelve a Haití, para que desde allí sea asumida por diversos países del mundo.

Los que supuestamente defienden a Haití que lo demuestren en Haití y en sus países. Nosotros hemos sido los mejores amigos de Haití. Hemos sido capaces de superar todo el daño histórico recibido, de apoyarlos y darle acogida a su Pueblo. Pero no permitiremos que nos lleven a ser dos naciones arruinadas, con poblaciones humanas vagando y ejerciendo la violencia, en una Isla condenada.

Hoy declaramos ante el Panteón de la Patria que lucharemos unidos y valientemente por la Soberanía y la Paz. Hoy proclamamos que la Tercera República no perecerá. No habrá cuarta República.

Dios está con nosotros. Somos Pueblo de Dios. Viva la República Dominicana, libre e independiente. ¡Duarte vive!

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