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Tributo a Musiquito, porque "Yo loco loco... y ella loquita"

Por Máximo Caminero
Especial para Mi Tierra News

Corrían los años 80 cuando Francisco Arturo Avelino García, mejor conocido como "Musiquito", entraba en la escena musical dominicana como un huracán embravecido. Su ronca voz y la enérgica fuerza de su canto sonaban al compás de sus "turbulentas" letras.

Gritaba a todo pulmón, "¡Tú eres mucha espuma… ¡Y poco chocolate!" Hace pocos días, y a la edad de 70 años, falleció de un fulminante ataque al corazón. Yo, como buen hijo adoptado de Moca, también sentí esa nostalgia vivida en aquellos tiempos de cuando Musiquito me hizo gozar con su doble sentido musical.

Quizás sea verdad que la música de hoy sea vulgar. Realmente yo así lo creo. Pero no es menos cierto que la "anterior" alcanzaba "cierta intención" de "rozar" la línea que separa "el bien… del mal".

Solíamos "soñar" con el sexo en nuestras canciones. Pero no llegábamos a develar la magia de ese momento íntimo a través de la vulgaridad de los movimientos exóticos en medio de una sala concurrida de espectadores.

Ni siquiera éramos tan audaces para "describir" letra por letra todo lo que somos capaces de hacer en una cama. Todo lo que somos capaces de "decir" en ella o lo bestia y salvajes y vulgares también, que podemos (y debemos) ser… Cada uno que viva su vida perra como quiera, pero, por favor, exponerla públicamente ya es demasiado.

¿Qué todos somos unos animales vestidos y adornados con toda clase de bisutería? Eso es verdad. ¿Qué nos queremos hacer "los santos" cuando en realidad somos unos diablillos?… También. Pero cuidado con desatar los demonios, porque podríamos terminar como Sodoma y Gomorra, y según la Biblia, esto terminó muy mal.

No tenemos ningún volcán cerca, que sepamos. Pero la perdición no necesariamente tiene que ser "divina". El castigo no necesariamente vendrá de una luz cegadora, sino más bien de nosotros mismos. Guardar la forma siempre será más elegante que soltar la toalla para comenzar la orgía.

Un pueblo podría convertirse en bárbaro si desacata las maneras morales que intentan controlar a ese animal que todos llevamos. Si develamos el misterio y consumimos todas las palabras destinadas al sexo constantemente, públicamente, antojadizamente, perderemos los deseos y la intensidad del sexo quedará relegada a un sutil aburrimiento.

Nos convertiremos en máquinas y la pasión, aquella que nos inyecta adrenalina y serotonina, terminará extinguida a los pies de la cama, debajo de sábanas que ya no dicen nada, y nada tienen que ocultar.

Cuando Musiquito sacó el merengue que da título a este "latido", como suelo llamar a mis escritos, la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía, encargada de "velar" por "el buen decir" de las letras en las canciones, intentó prohibir, sin éxito, la difusión pública de este tema en República Dominicana; ya que tenía un doble sentido "muy claro" que podría "desviar" las "buenas costumbres" de los jóvenes de aquel momento, hoy ya casi todos viejos chochos.

Aquellos jovencitos que disfrutamos hasta más no poder de esas canciones. ¡Sí!, porque fueron muchas. Recuérdese del "Ya yo sé, fue con el D-D-D", hoy vemos con "horror" hasta donde han llegado estos muchachos de hoy en día.

Quizás nuestros padres nos vieron como hoy vemos nosotros, pero quiero apartar distancia, sin pretensión de privar en santo porque no lo soy. Esta nueva forma de decir las cosas ha llegado demasiado lejos.

Como bien ya insinué, no nos han dejado ni la sorpresa de lo desconocido. Está todo tan claro que ya no hay espacio para amar, sino solo para eyacular sin sentido.

Musiquito cantaba, "Yo loco loco… Y ella loquita", pero yo también escuchaba que "¡Yo estaba loco por ella y ella loquita por mí!". Vaya ingenuidad. Lo mismo me pasó con Manuela, ¿pregúntenme cómo estoy? ¡Yo estoy muy bien!… "¿Por qué?, ¿Por qué?, ¡Porque Manuela no me pelea!"… Me tomó unos 40 años descubrir quién era Manuela...

Y ahí se las dejo… Quizás yo siga loco, loco por ella y tal vez, también, ella siga loquita por mí. Pero la verdad es que, "aun" yo lo coloco y ella, "todavía" lo quita… ¡Y así ya van cinco muchachos!... ¡Salud! Mínimo Caminero.

Máximo Caminero es un reconocido artista plástico dominicano residente en West Palm Beach, Florida.

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