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La política y el ejercicio libre de la opinión

Aunque quizás la mayoría no lo quiera aceptar, todos tenemos una voz en el mundo de la política y nuestras ideas cuentan para el desarrollo de la sociedad.

Por Manuel Almánzar
Excónsul de República Dominicana en Miami

Algunas personas insisten en la tesis de no ser "políticos", y de no querer saber nada acerca de la política, o de los políticos, cuando con frecuencia suelen opinar para echarles la culpa a ellos de todos los males habidos y por haber.

Se sienten orgullosos de su ausencia de militancia y hasta suelen burlarse de quienes se dedican a tan ingrato quehacer.

Parecen no entender que las decisiones que toman las distintas instancias políticas del Estado nos afectan de manera positiva o negativa, aun cuando no tengamos nada que ver con ese quehacer.

Cualquier decisión de una instancia estatal nos puede perjudicar o beneficiar al margen de nuestras propias aspiraciones.

Por ejemplo, si se dedica a producir zapatos y tiene una pequeña empresa, sus productos compiten (o pretenden competir) con productos similares traídos desde el extranjero. De repente, por conveniencia o necesidad, el Estado decide prohibir toda importación de dicho producto. Eso significa que la demanda del producto criollo se disparará y, como es un productor local, es muy posible que su negocio crezca, al explotar sus ventas y generar grandes beneficios económicos para usted y su competencia.

Si bien puede que usted no es "político", una política del Estado le benefició grandemente. Pero también podría ocurrir lo contrario. Si el gobierno abre el mercado para cualquier importación, su empresa podría verse afectada y hasta irse a la quiebra.

Este es solo un simple ejemplo de cómo las decisiones políticas influyen en la vida de los ciudadanos, aunque se identifiquen o no como "políticos".

Es por ello por lo que abogo por la participación de "todos" en la discusión de los temas que afectan a la nación. Opinar nos da espacio y razones. Nos coloca en el centro del debate y nos convierte en un ente activo social, políticamente situado.

No importa que tan cercano o lejano de mis pensamientos se sitúe el de la acera de frente. Siempre hay que defender el derecho que tenemos de emitir nuestras ideas. Eso sí, siempre dentro del marco del respeto, la democracia y la libertad.

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