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Las Madres lo dan todo de forma abnegada y desinteresada

Celebrando el mes de las madres, aquí
la historia de Mayra Santos y su hija Amira,
quienes escaparon del Líbano hace 20 años.

Por Celina Herrera
Especial para Mi Tierra News

En el idioma no hay palabras para describir el amor de madre, ni mucho menos el nivel de sacrificio que una mamá está dispuesta a compartir por sus hijos. Pese a esto, hay historias que trascienden fronteras y muestran lo que es capaz de hacer una madre por no separarse de sus hijos.

Este es el caso de Mayra Santos, hija del célebre compositor, arreglista y director de orquesta dominicano Primitivo Santos, quien hace dos décadas se refugió en el sur de Florida luego de ser víctima de un secuestro en Líbano.

Su forzosa salida de ese país árabe la hizo para salvar a su hija Amira, entonces de cuatro años. La familia de su esposo, un libanés llamado Amir que conoció en Nueva York, la rechazó desde que se mudó allá, por lo que éste le puso el divorcio.

El problema fue que, según las leyes y cultura del Líbano, al divorciarse ella tendría que regresar sola a Estados Unidos y perder la custodia de su pequeña. Amir se hubiera quedado con la niña, sin que Santos tuviera la posibilidad de volverla a ver. Santos se sentía amenazada porque "me querían despojar a mi hija y privarme el derecho de ser madre", afirmó.

Santos, quien nació en Nueva York y se hizo abogada, había cometido un grave error al mudarse con su esposo líbanés tras el nacimiento de su hija. Al llegar al Líbano vivió un calvario similar al plasmado en la película "Not Without My Daughter", protagonizada en 1991 por Sally Field sobre una madre que tiene que escapar del maltrato de un esposo abusivo en Irán.

El caso de Santos, sin embargo, es de la vida real; y pronto compartirá los detalles de su escape en un libro que actualmente escribe sobre sus vivencias y las de su hija titulado "Mi último atardecer en el Monte del Líbano".

"Me acosté junto a ella en su cama. Abracé a mi hija, que estaba en un sueño profundo y lloré desconsoladamente. La sostuve en mis brazos, le susurré suavemente al oído: 'Es posible que nunca sepas cuánto te amo. Te amo más que a mi propia vida; preciosa de mamá", recordó Santos.

Por momentos, Santos cuestionó sus opciones. Sabía que si huía sola del maltrato de su marido probablemente jamás volvería a ver a su pequeña. En ese momento, "escapar [del Líbano] era casi imposible de siquiera considerar".

El país estaba fuertemente militarizado, había puntos de control en las carreteras e intersecciones, y para atravesar había que mostrar documentación legal. Su pasaporte y el de su hija Amira estaban en posesión de Amir, su marido.

"No tenía idea de dónde guardaba los pasaportes y además de eso, tampoco tenía dinero", relató. "Varias veces, durante los siguientes días, me encerraba en el baño para orar. Cerraba la tapa del inodoro y la usaba como mesa para leer mi pequeña Biblia. De rodillas, la abría y leía".

Eventualmente, asegura, "Dios hizo el milagro". Las fichas cayeron en el lugar correcto, y con la ayuda de una mano amiga que entendió su desesperación, ambas pudieron escapar.

"Las madres lo damos todo desinteresadamente. El amor de madre es el amor más puro y verdadero que puede existir jamás. Es amar a un ser más que a nuestra propia vida, y es la mayor de todas las bendiciones", puntualizó Santos.

"Con mi hija aprendí lo que es el verdadero amor, el amor incondicional y que fui capaz de arriesgar mi propia vida por ella. Así lo hice, me escapé con ella del Líbano cuando ella tenía cuatro añitos", manifestó.

Sacrificio y Amor de Madre

La colombiana Lida Riano es otro ejemplo vivo del amor extremo de una mamá. Riano es madre de tres jóvenes (dos varones y una hembra), y asegura que al igual que muchas mujeres solteras que tienen que ser mamá y papá a la vez, para ella no ha sido fácil criar a sus hijos sola en Estados Unidos.

Ahora bien, pese a los desafíos que ha enfrentado, además de hoy contar con el respeto incondicional de sus hijos, asegura que, si tuviera que elegir, "lo volvería a hacer de nuevo; volvería a ser la madre de los tres una y otra vez".

"Mis hijos son mi motor. Los amo demasiado y he luchado mucho para sacarlos adelante", expresó Riano. "Jamás me arrepentiré de tenerlos en mi vida porque mi mayor ilusión es verlos triunfar a todos".

Martha Carolina y su hijo Matías.
La felicidad de una madre primeriza

No hace falta ser madre por mucho tiempo para sentir el amor maternal. Hay quienes lo desarrollan desde el momento que saben que llevan a un bebé en sus entrañas.

Martha Carolina Guerrero espera que su bebé Matías Rosa crezca para convertirse en un hombre de bien. "Sueño porque esté lleno de amor y respeto para con todos. Que ame y sirva al Señor Jesús con sus talentos, y que sea un líder digno de seguir e imitar", comentó.

Guerrero asegura que está esforzándose para conducir a su pequeño para que "sea buen hijo y esposo".

"Quiero ser su consejera y maestra, y un ejemplo a seguir para que mi hijo pueda cumplir su propósito de vida y ser fuerte en este mundo con tantos conflictos mundiales que estamos viviendo hoy", dijo Guerrero, a quien le encanta ser madre primeriza.

"Aunque muchas veces quedo exhausta de tanto trabajo con el niño, vale la pena ya que conectar con mi hijo no tiene precio y la niñez pasa muy rápido, quiero aprovecharlo al máximo", concluyó.


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