Viernes Santo: ¿Qué se conmemora este día?

Los días de festividad cristiana más importantes del año se celebran en el marco de la Pasión de Cristo, quien según las escrituras murió crucificado en la Cruz hace poco más de 2,000 años.

La Pasión de Cristo cada año recuerda entre marzo y abril, los sucesos ocurridos y protagonizados por Jesús de Nazaret desde la denominada Última Cena con sus apóstoles hasta su posterior crucifixión y muerte.

El Viernes Santo es uno de los 7 días que conforman la tradicional celebración de la Semana Santa en gran parte del mundo, y en el mismo se conmemora uno de los episodios más representativos, y reflexivos del cristianismo.

¿Por qué es una fecha especial?

El sexto domingo de Cuaresma, anualmente inicia la conmemoración de la semana más importante para la Iglesia Católica, grupos cristianos y sus fieles devotos.

Durante la Semana Santa, celebración del Triduo Pascual, el denominado Viernes Santo es conmemorado para rememorar el día de la muerte de Jesús.

Según información compartida por el Vaticano, el día en concreto antiguamente era celebrado como una fecha de luto en la que se solía abstenerse de comer y beber. Pero luego terminaría significando la celebración de la solemnidad más tradicional de cada viernes durante la Semana Santa.

La liturgia del Viernes Santo está compuesta por tres momentos primordiales tales como la Liturgia de la Palabra, Adoración de la Cruz y Comunión. Con cada uno de estos ritos que conforman el conjunto de prácticas establecidas para llevar a cabo actos ceremoniales, se evoca e invita a los fieles a fijar su mirada en aquel Cristo que murió en la Cruz para llevar a cabo la misión de salvación que el Padre Celestial le había confiado.

Durante la festividad cristiana en la cual se conmemora la crucifixión y muerte de Jesús de Nazaret un día después del Jueves Santo (Lavatorio de los Pies y la Última Cena de Jesucristo con los Apóstoles), y antes del Domingo de Pascua (Resurrección de Jesucristo al tercer día después de haber sido crucificado), es obligatorio y habitual que los fieles católicos como símbolo de penitencia guarden ayuno y se abstengan de comer un alimento rico en proteínas.