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OPINIÓN | ¿Qué podría decir Abinader Corona en su discurso del 16 de agosto?

Por Johnny Sánchez
Especial para Mi Tierra News

MIAMI, Florida - República Dominicana, el próximo miércoles, 16 de agosto, celebrará el 160 aniversario del inicio de la Guerra de Restauración de su Independencia y, como es costumbre en tan importante fecha, el presidente Luis Abinader Corona se dirigirá a la nación.

Se espera que el mandatario destaque algunos de los logros obtenidos durante sus tres años en el gobierno, y los proyectos que planea completar en el año que le resta en el máximo puesto ejecutivo del país caribeño.

La realidad es, sin embargo, que predecir lo que los escritores del discurso de Abinader Corona es de una mente pitonisa; eso es precisamente lo que intentaré hacer en este escrito para tratar inferir por dónde viene el presidente.

Lo primero es que, demostrada su intención de permanecer en el poder por cuatro años más, creo que Abinader Corona se enfocará en resaltar sus logros a nivel de ética, la persecución de la corrupción y otros temas de salud y seguridad.

El presidente quisqueyano se verá obligado a justificar su visión para este término, establecer algunas pautas para lo que sería su plan si es reelecto para gobernar del 2024 al 2028.

El discurso de Abinader Corona, por ejemplo, podría sonar algo así: Creo que República Dominicana se encuentra en un punto de inflexión, uno de esos momentos que determinan la manera en que todo seguirá después.

Y ahora el país debe elegir entre avanzar o retroceder. Los votantes deberán decidir si sueñan con ¿construir el futuro u obsesionarse con el pasado?; ¿ser una nación de esperanza, unidad y optimismo, o un país donde reina el miedo, el divisionismo y la oscuridad?

Los dominicanos de la oposición han hecho su elección. Abrazan la ira. Prosperan en la crítica sin aportar soluciones a los problemas que afectan al país. Los rivales de Abinader Corona no viven a la luz de la verdad, sino a la sombra de la mentira.

Pero creo que juntos podemos elegir un camino diferente. Podemos elegir un camino mejor; hacia adelante y hacia el futuro. Un futuro repleto de posibilidades, que le permitiría a los ciudadanos dominicanos construir, soñar y esperar. Puede decirse, incluso, que ya estamos en ese camino, ¡avanzando!

Conozco esta nación. Los conozco a ustedes, al pueblo quisqueyano. Conozco su coraje. Conozco sus corazones y nuestra historia. Esta es una nación que honra nuestra Constitución. No la rechazamos.

República Dominicana es una nación que cree en el Estado de derecho. No lo repudiamos.

Esta es una nación que respeta las elecciones libres y justas. Honramos la voluntad del pueblo. No la negamos. Y esta es una nación que rechaza la violencia como herramienta política. No fomentamos los abusos.

Seguimos siendo una República Dominicana que cree en la honestidad, decencia y el respeto por los demás. Creemos en el patriotismo, la libertad, la justicia para todos, la esperanza, y las posibilidades. Todavía somos, en esencia, una democracia libre y soberana.

Es por eso por lo que, en este día, le pido a nuestra nación que se una detrás del único propósito de defender nuestra democracia y el progreso sin importar su ideología. Todos fuimos convocados, un 16 de agosto, por deber y conciencia, para confrontar a los calumniadores que quieren imponer su propia búsqueda del poder por encima de todo.

Demócratas, independientes, dominicanos tradicionales: Todos debemos ser más fuertes, estar más decididos y comprometidos con preservar la democracia quisqueyana.

Nosotros, el pueblo, no dejaremos que nada ni nadie nos separe. Hoy, hay peligros a nuestro alrededor que no podemos permitir que prevalezcan. ¡Escuchamos!, todos lo hemos escuchado que cada vez más se habla sobre la violencia como una herramienta política aceptable en este país. No lo es. Nunca puede ser aceptada.

Así que quiero decir esto simple y llanamente: No hay lugar para la violencia política en República Dominicana. Punto. Jamás.  Además de eso, hay figuras públicas de hoy, ayer y anteayer, que predicen -y casi incitan al pueblo a realizar disturbios en las calles. Esto es provocador. Es peligroso. Va en contra del Estado de derecho.

Sé que la política puede ser feroz, mala, desagradecida y desagradable, especialmente aquí en República Dominicana. Lo entiendo. Creo en el intercambio de ideas en la política, en el desacuerdo, el debate y la disidencia.

Somos un país laborioso y complicado. Pero la democracia perdura sólo si nosotros, el pueblo, respetamos los límites de la república. Solo si nosotros, el pueblo, aceptamos los resultados de elecciones libres y justas. Solo si nosotros, el pueblo, vemos la política no como una guerra total sino como una mediación de nuestras diferencias.

La democracia no puede sobrevivir cuando un lado cree que solo hay dos resultados en una elección: los que ganan y los que dicen que fueron engañados. Y ahí es donde están algunos dominicanos de la oposición.

No entienden lo que todo quisqueyano patriota sabe: No se puede amar al país solo cuando se gana. Es fundamental convivir con los diferentes.

La democracia quisqueyana solo funciona si elegimos respetar el estado de derecho y las instituciones que se establecieron en esta augusta cámara delante de mí, sólo si respetamos nuestras diferencias políticas legítimas.

No me quedaré de brazos cruzados para ver cómo la libertad más fundamental de este país, la libertad de transitar sin miedo, le es arrebatada al pueblo quisqueyano. Como su presidente, defenderé nuestra democracia con cada fibra de mi ser y le pido a todos los quisqueyanos que se unan a mí.

Los dominicanos de la oposición miran a nuestra República Dominicana y ven inexperiencia, oscuridad y desesperación. Difunden miedo y rumores cargados de mentiras que cuentan para empañar la imagen de los buenos en su intento desesperado por obtener ganancias y poder.

En cambio, yo veo una República Dominicana muy diferente, con un futuro ilimitado que lucha por salir del subdesarrollo y el clientelismo para despegar. Espero que ustedes lo vean así también...

Creía en que podíamos sacar a República Dominicana de las profundidades del COVID-19, así que aprobamos el paquete de recuperación de salud más grande desde que el Dr. Joaquín Balaguer tomó el poder en 1966 con las arcas vacías, muchas deudas y con elites esperando buscar su tajada.

Hoy, la economía de República Dominicana es más rápida, más fuerte que la de cualquier otra nación caribeña y creo que tenemos que avanzar más.

Supe que podíamos construir una República Dominicana mejor, así que aprobamos la mayor inversión en infraestructura desde el 1970, y ahora nos hemos embarcado en un cuatrienio de reconstrucción de carreteras, puentes, autopistas, puertos, sistemas de agua, internet de alta velocidad, metros subterráneos y teleféricos para nuestra nación.

Entiendo que podíamos hacer que República Dominicana fuera más segura, así que aprobamos cambios en sistema policial y seguridad, pero aún falta transitar el proceso.

Los cínicos y los críticos nos dicen que no se puede hacer nada, ¡pero se equivocan! No hay una sola cosa que República Dominicana no pueda hacer, ni nada que supere nuestra capacidad si lo hacemos juntos.

Nunca es fácil. Pero estamos demostrando, que, en nuestro país no importa cuán largo sea el camino, el progreso llega.

Sé que, al tomar el mando, los primeros años fueron difíciles. Ustedes fueron tranquilos y pacientes. Había miedo por culpa de la pandemia, pero hoy el COVID-19 ya no controla nuestras vidas. Hay más quisqueyanos trabajando que nunca. Las empresas están creciendo. Nuestras escuelas están abiertas y millones de quisqueyanos han salido de la pobreza. 

El presidente Luis Abinader Corona conversa
con su madre, Doña Rosa Sula Corona Caba, en
el pleno del Congreso de República Dominicana 
Incluso en este momento, con todos los desafíos que enfrentamos, les doy mi palabra como el hijo de Doña Sula, yo, Luis Abinader Corona, les repito, nunca he sido más optimista sobre el futuro de República Dominicana. No por mí, sino por lo que son ustedes y nuestras jóvenes generaciones. Vamos a acabar con el cáncer de la corrupción como lo conocemos. Recuerden lo que les digo…

Vamos a crear miles de nuevos puestos de trabajo en una economía de exportación, invitando al que quiera invertir, dándole incentivos, pero exigiendo resultados. Vamos a pensar en grande. Ahí es donde debemos concentrar nuestra energía, no en el pasado, no en las guerras políticas divisivas, no en la política del agravio, sino en un futuro que podamos construir juntos.

Los dominicanos de la oposición creen que para que ellos tengan éxito, todos los demás tienen que fracasar. No creen lo que yo creo de nuestra resiliencia.

Creo que República Dominicana es lo suficientemente grande para que todos tengamos éxito, y esa es la nación que estamos construyendo: Una nación donde nadie se quede atrás.

Me postulé para presidente porque creía que estábamos en una batalla por el alma de esta nación. Todavía creo que eso es cierto. Creo que el alma es el aliento, la vida y la esencia de lo que somos. El alma es lo que nos hace "nosotros".

Un periodo más y me voy a mi casa, pero dejando el camino definido. Nunca acepten un eufemismo de gente que tuvieron el poder por décadas y dejaron todo más corrupto, complicado y culturalmente transmitiendo a todos que esta nación es un archipiélago de intereses donde cada uno busca lo suyo y yo deseo cambiar esa mentalidad, todos juntos para una nación más próspera.

¡Qué Dios bendiga al pueblo dominicano!

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