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Reflexión: Remolacha… y lo que pasa después de la muerte

Por Máximo Caminero
Especial para Mi Tierra News

Es cierto que esta vida de ensueños y pasiones -breves y finitas-, nos trae a todos de cabeza. Parecemos náufragos intentando ser rescatados de un barco que se hunde inexorablemente.

Cada uno de nosotros va dando "brazadas" en una travesía llamada "vida". Intentamos "prevalecer" de manera insistente, atrevida y demoledora, a pesar de "saber" que tendremos un final en donde ¡todo! lo conquistado también se irá al fondo…

Quizás la movida de la vida sea, precisamente, ese joder y joder en una navegación constante de delitos y virtudes. El jardín infantil del mundo nos lanza a "jugar" y, bueno, a divertirnos como podamos.

¿Qué en verdad esperamos de la vida? No podemos esperar un perdón o un pase a la eternidad, porque se quebraría el juego. ¿Qué queremos de la vida? Mi fugaz amigo, Antonio Salvador, poeta puertorriqueño, suele decir, que "la gente lo que quiere es que no los jodan para vivir en paz".

¿Aspiramos realmente a eso? Es decir, a "vivir en paz" ¡y ya! ¿Busca usted busca eso y, por lo mismo, se la pasa trabajando y rompiéndose la cabeza para "llegar" a vivir tranquilo y sin que nadie lo joda?

Y, después que lo consiga, ¿se va a quedar sentado a esperar su último día?

Estamos resignados u "obligados" a creer que "más allá" existe un ser "divino" que, cuidadosamente nos colocó en la tierra y nos "permitió ser", para luego "juzgarnos y clasificarnos" y, entonces, "escoger". ¿Quién se queda y quién se va? O sea, unos se quedan con él y los otros con el Diablo… ¡Diablos!

Si eso es verdad, me imagino que estamos todos condenados al infierno. No conozco, no he visto, no existe, ni siquiera el Papa, una persona que se haya portado bien desde la A la Z, o de principio a fin. Eso de los santos no es un asunto humano. Nuestro diseño no tiene insertado ese "software".

Diariamente la mente se la pasa dilucidando ¿dónde?, ¿a quién?, ¿cómo daremos el palo que nos saque del hueco y nos permita "vivir tranquilos"? Si nos vamos al fondo del asunto, no existe uno solo de nosotros que no haya tenido un pensamiento turbio, por no decir una acción.

Ese paraíso prometido tiene como condición, que "lo que no está en el corazón no puede estar en la mano compasiva". Dicho de otra manera, usted no ganará la gloria, si lo que da, hace, o insinúa por el bienestar de los demás no está arraigado de verdad en su consciencia.

Solemos tener un interés oculto en nuestras relaciones, un recibir "algo", así sea una sonrisa o un placer energético. Pero no estamos en la disposición de hacernos cargo de los otros. Marcamos fronteras, líneas imaginarias y hasta códigos "morales" en beneficio de ese "derecho ajeno" como ya dijo Juárez.

No hay paraíso para los egoístas y simuladores. Pero tampoco infierno. Este revuelto de vida o remolacha huracanada es, precisamente, una tormenta de caos y destellos en donde lo que cuenta son los momentos que "uno vive". No hay más nada fuera de la vida.

Si la vive a intensidad, lo felicito, ya que supo aprovechar la oportunidad de estar bailando en esta remolacha de pasiones y absurdos. Sí, en cambio, es de los que no rompe un plato aspirando a "alcanzar" la gloria eterna para "comenzar" a vivir bien… Se jodió.

Esto se vive ahora y se disfruta. Usted no tendrá ni paraíso ni infierno. En verdad, nadie sabe lo que tendremos al morir, así que el que a usted le diga "esto o lo otro" le estará hablando los mismos disparates que yo le estoy diciendo ahora.

Esta remolacha o candor, o disonancia, o misterio, o revuelo que es la vida, no se merece ni un solo pensamiento que nos alborote, que nos juzgue, que nos condene, ni nos salve. Se merece, quizás, que usted la disfrute contemplándola. Ese regalo, simple, común y gratis y a la vez fastuoso, es para comérselo como una remolacha, dulce y jugosa.

Perdemos el tiempo al intentar detener la navegación de la vida. Lo perderemos todo hasta los momentos vividos. Esto es a lo loco, como decimos los dominicanos. Pobrecitos los cuerdos, porque ellos no saben lo que se están perdiendo. ¡Salud! Mínimo Caminero.

Máximo Caminero es un reconocido artista plástico dominicano residente en West Palm Beach, Florida.

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