Elecciones de Medio Término: La batalla por el Congreso sigue sin decidirse
Por Fernando Almánzar
Mi Tierra News
El "tsunami rojo" que pronosticaron los republicanos nunca llegó. Tampoco se materializó la anticipada "avalancha azul" que esperaban los demócratas en las urnas. Y, todavía hoy, días después de que el pasado martes millones de estadounidenses participaran con sus votos en las Elecciones Generales de Medio Término, no está claro qué partido asumirá el control de la Cámara de Representantes a partir de enero de 2023; mientras que el Senado permanecerá en manos de los demócratas por apenas un escaño.
¡Un ganador claro, no hubo! En diversos estados del país hay una serie de contiendas cerradas donde todavía se están contando los votos. Lo que sí se sabe es que, si bien la población de Estados Unidos supera los 332 millones de habitantes, de los cuales unos 155 millones cuentan con el derecho al voto, quedó demostrado que el sistema electoral del país necesita ser reformado, centralizado y modernizado.
Es demasiado complejo pensar que la nación que puso a un hombre en la Luna, y que desarrolló modernas tecnologías como la internet, el horno de microondas, la telefonía celular y protocolos médicos para combatir el cáncer, no tenga la capacidad básica para contra sus votos en cuestión de horas tras el cierre de sus colegios electorales. Pero bueno, ese en sí es otro tema que no vamos a tocar en este análisis...
De lo que sí vamos a hablar es que, en los comicios intermedios del pasado martes, se evidenció cuán divididos están los votantes de la unión americana; y el hecho de que la economía y la inflación no son los únicos temas que les preocupan a los estadounidenses.
El control de armas y la reciente eliminación del derecho al aborto, tras polémicos fallos de la Corte Suprema de Justicia, donde la mayoría de los magistrados son de tendencia conservadora, sirvieron como motivación para que muchos votantes -en su mayoría mujeres- rechazaran a candidatos republicanos en las urnas.
¿Quién controlará la Cámara de Representantes?
El pasado martes, 8 de noviembre, los demócratas pudieron amortiguar el devastador golpe se esperaba de los republicanos, quienes todavía un día antes de los comicios auguraron ganar entre 25 y 50 puestos en la Cámara de Representantes, que cuenta con un total de 435 escaños.
En este momento no está claro si el Partido Republicano superará los 218 asientos para obtener la mayoría en la Cámara Baja. Si lo logra, apenas tendrá una mínima ventaja de escaños y su dominio en la legislatura federal no tendrá ese impacto absoluto que anticiparon.
Este domingo, al preparar este análisis, los republicanos tenían ganados 212 puestos en la Cámara de Representantes, en contra de 203 curules obtenidos por los demócratas. Pero aún estaban por definirse 20 asientos cruciales que podrían inclinar la balanza del poder legislativo para cualquiera de los dos lados.
La batalla por el Senado
Un fenómeno similar ocurrió en el Senado, donde tampoco se cumplió la profecía republicana de que sus aspirantes arrasarían en las urnas, a pesar de que muchos contaban con el valioso respaldo del expresidente Donald Trump.
El Partido Republicano anticipó triunfar en la Cámara Alta quedándose con entre 52 y 55 escaños del total de 100 asientos del Senado. Sus aspiraciones, sin embargo, se desvanecieron tras sufrir sorprendentes derrotas, incluyendo la reportada en Pensilvania, donde el demócrata John Fetterman venció al republicano -y trumpista- Mehmet Oz.
Según las proyecciones actuales, si el Partido Republicano gana el Senado en Alaska, y el Partido Demócrata vence en Georgia, para el próximo término legislativo la Cámara Alta estaría nuevamente dividida casi a la mitad con 49 senadores republicanos, 49 demócratas y dos independientes, que casi siempre votan aliados de los demócratas.
El desenlace de cómo lucirá la Cámara Alta estadounidense no lo sabremos hasta el martes, 6 de diciembre, cuando los votantes de Georgia regresen a las urnas para decidir quién será su próximo senador federal, entre el demócrata Raphael Warnock y el republicano Herschel Walker. La razón: El pasado martes ninguno de estos dos aspirantes alcanzaron el 50% de los votos, forzando una segunda vuelta electoral.
Duro golpe para Donald Trump
Ahora bien, aunque su nombre no figuraba en ninguna de las boletas electorales, el gran perdedor de la noche del martes, 8 de noviembre, fue el expresidente Trump.
La mayoría de los politólogos coinciden en que la derrota de muchos de los candidatos que él respaldó representó un duro golpe para el exmandatario. No obstante, como Trump es Trump, al otro día de la elección intermedia manifestó: "los republicanos vencedores, ganaron por mérito mío, y los que perdieron, no fue por mi culpa".
Ahora el ajedrez político estadounidense está a la espera de cuál será la próxima movida de Trump, quien hace poco convocó a los medios para realizar un "importante anuncio" el lunes, 14 de noviembre, a las 9 p.m.
Se especula que esa noche el exmandatario podría oficializar su candidatura para competir por la presidencia estadounidense en las elecciones de noviembre de 2024. Algunos asesores de Trump, sin embargo, le han sugerido tras bastidores que no lo haga ahora y que espere al menos hasta la primavera del año próximo. Solamente Trump sabe qué pasará la noche del lunes, 14 de noviembre.
La nueva estrella republicana
Del otro lado de la moneda, el gran ganador de la noche de elecciones intermedias fue el gobernador de Florida Ron DeSantis, quien logró reelegirse aplastando con más del 59% de los votos a su rival demócrata, Charlie Crist. Su triunfo colocó a DeSantis como un posible candidato para la presidencia en 2024, y quizás uno de los pocos republicanos capaces de enfrentar a Trump en la lucha por la nominación de su partido.
Sin ser bombástico ni efervescente, DeSantis promueve muchas de las ideas derechistas que agradan a los seguidores de Trump, y de su movimiento ultraconservador, "Make America Great Again", que se traduce al español como "Hagamos que Estados Unidos sea grande de nuevo".
Por el momento no queda más remedio que esperar que termine el conteo total de votos para ver quien, entre el Partido Demócrata y el Partido Republicano, asumirá el control del Senado y la Cámara de Representantes a partir de enero de 2023.
En cuanto a la presidencia se refiere, ya veremos quién compite por el bando republicano entre Trump, DeSantis u otro candidato, y si los demócratas deciden respaldar una reelección del presidente Joe Biden o apoyar a otro aspirante como la vicepresidenta Kamala Harris, o el popular gobernador de California, Gavin Newsom, quien también ganó su reelección con 58% de los votos. Mientras tanto, yo soy Fernando Almánzar y así veo las cosas...
Informe imparcial de Almánzar, reason to read his column
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