¿Está Joe Biden calificado para anunciar el fin de la pandemia de COVID-19?
Por Fernando Almánzar
Mi Tierra News
Con casi 96 millones de contagios y más de un millón de muertos, Estados Unidos fue el país más afectado por el COVID-19, en cuanto a cifras se refiere. En un lejano segundo lugar está la India, donde desde marzo de 2020 hasta la fecha, cerca de 45 millones de personas contrajeron el Coronavirus, de los cuales, 528,000 murieron.
La "buena noticia", según el presidente Joe Biden, es que "la pandemia ya terminó". El mandatario hizo el comentario en una entrevista del programa "60 Minutos" de la cadena CBS, y aclaró que en Estados Unidos "todavía tenemos un problema con el Coronavirus" pero que "la pandemia había terminado".
El problema radica en que parecería que Biden tomó prestado un capítulo del "manual de trabajo" de su predecesor, el expresidente Donald Trump, para politizar el peor problema de salud en afectar a la nación americana en más de 100 años.
Durante muchos meses, Trump se negó a reconocer que el COVID-19 era una amenaza para el pueblo estadounidense y el Mundo.
Rechazó por completo el uso de mascarillas en público y las recomendaciones de distanciamiento social; se opuso a los estados que impusieron cierres de confinamiento; realizó encuentros políticos con miles de simpatizantes, creando focos de contagios; y hasta promovió descabellados métodos como "inyectarse blanqueador de cloro" supuestamente para combatir el virus.
Lo único que hizo Trump en favor para erradicar el Coronavirus, y eso sí hay que decirlo, fue aprobar los fondos federales del gobierno para que las farmacéuticas trabajaran a toda velocidad para desarrollar una vacuna en contra del COVID-19.
Curiosamente, aunque fue una iniciativa de Trump, un amplio sector conservador republicano todavía hoy se opone a las vacunas y a las exigencias del gobierno de inocularse para viajar y regresar al trabajo.
Ahora bien, el anuncio de Biden de que "la pandemia terminó", es sin dudas una especie de "válvula de escape" para tratar de desviar la atención de todos los problemas que actualmente afectan al país y, de alguna manera, proporcionarle un alivio al pueblo.
Por ejemplo, actualmente la inflación se está comiendo los bolsillos y los planes de retiro de los estadounidenses. El precio de la gasolina continúa por las nubes y las tiendas y los supermercados a veces no cuentan con los productos de primera necesidad que uno está buscando.
Para ponerle la tapa al pomo, la frontera sur es cada vez más porosa y la administración Biden, que se comprometió a solucionar la crisis migratoria, hasta el momento no ha ejecutado un plan para frenar el flujo ilegal de migrantes y regularizar el estatus migratorio de los más de 11 millones de indocumentados que viven y trabajan en Estados Unidos.
Si bien es cierto que hoy son menos las personas contagiándose y muriendo de COVID-19 en Estados Unidos, el mortal virus sigue siendo un preocupante problema de salud. En este momento, cada día se contagian entre 45,000 y 55,000 estadounidenses y, en cuanto a muertos por COVID-19 se refiere, la cifra promedio es de unas 500 personas al día, según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
Para ponerlo en contexto, imaginemos que todos los días se estrellaran dos aviones con 250 pasajeros cada uno. Si esto pasara, seguramente la Administración Federal de la Aviación (FAA) cerraría los cielos paralizando por completo el tráfico aéreo hasta determinar por qué se están estrellando dos aviones diarios.
Desde hace mucho tiempo supimos que el Coronavirus llegó para quedarse, y la mayoría de los expertos de salubridad coinciden en que seguramente se convertirá en una enfermedad viral para la cual tendremos que vacunarnos todos los años, como ya hacemos con la influenza.
Sin embargo, decir públicamente que "la pandemia terminó" fue un error garrafal del presidente Biden, especialmente sabiendo que apenas 68% de los estadounidenses están vacunados contra el COVID-19.
Para nadie es secreto que hay un tercio de la población del país renuente a vacunarse y que manifestado que prefiere no viajar, perder su trabajo y hasta morirse, antes de dejarse inyectar en el brazo.
La realidad es la siguiente… Hasta que la mayoría de las personas se vacunen, el Coronavirus continuará propagándose, continuará mutando y continuará infectando a la gente que se exponga a él; especialmente en momentos cuando las restricciones del COVID-19 ya pasaron archivo del olvido y en la calle casi nadie se protege con mascarillas.
También es cierto que, aunque el presidente Biden anunció el fin de la pandemia, los expertos de salud enfatizan que el COVID-19 por años continuará siendo una de las principales causas de muerte en Estados Unidos. Si bien los científicos han avanzado mucho en cuanto al Coronavirus, y sobre todo en desarrollar tratamientos para atender a pacientes contagiados, todavía falta mucho por aprender.
Para este año, se estima que en Estados Unidos morirán entre 113,000 y 188,000 personas por COVID-19. Estas cifras colocan al Coronavirus como una causa de muerte a la par con el mal de Alzheimer, las enfermedades crónicas de las vías respiratorias inferiores y los accidentes cerebrovasculares.
Biden estudió leyes. Biden es abogado. Biden fue senador por 36 años y vicepresidente por ocho. Biden no es experto en infectología y, aunque está rodeado de especialistas, no está calificado para decir que la pandemia terminó. El COVID-19, como comenté previamente, llegó para quedarse y por eso debemos todos vacunarnos. Yo soy Fernando Almánzar, y así veo las cosas.
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