Una buena nutrición... el pilar de la salud
Por Rafael Baldayac
Especial para Mi Tierra News
La alimentación es la manera principal que nos sustenta como criaturas vivientes. Es esencial para nuestra vida y funcionamiento diario. Está directamente relacionada con nuestra salud y nuestro bienestar.
Actualmente la nutrición es uno de los pilares de la salud y el desarrollo. En personas de todas las edades, mantener una mejor nutrición permite reforzar el sistema inmunitario, contraer menos enfermedades y gozar de una salud más robusta.
Es la ciencia que estudia los procesos fisiológicos y metabólicos que, tras la ingesta de los alimentos, ocurren en el organismo.
Cada año el día 11 de agosto, desde hace medio siglo se celebra el Día del Nutricionista en toda Latinoamérica, en conmemoración del nacimiento del doctor Pedro Escudero, un médico argentino pionero de la nutrición.
Los patrones de alimentación seguidos por las poblaciones reflejan una historia en la selección, preparación y consumo de alimentos que tiene un impacto en el estado nutricional de los individuos y la salud pública.
Queda establecido que de nuestros ancestros heredamos una huella indeleble en la genética nutricional.
Desde tiempos milenarios, el ser humano identificó alimentos imprescindibles para el sustento y la salud, dadas sus propiedades sensoriales, medicinales o porque su consumo frecuente era bueno para la salud.
Conforme avanza el tiempo, la nutrición cobra mayor reconocimiento mundial dada su relación estrecha con calidad de vida y desarrollo humano, así como su transversalidad en las dinámicas humanas.
Es la razón por la cual se cita la nutrición en la agenda mundial vinculada con salud, sostenibilidad, economía, producción alimentaria, educación, cultura y otras áreas, así como los avances científicos y el desarrollo profesional de la misma.
La nutrición es relevante para la calidad de vida de las personas desde ante de nacer, durante todas las etapas de su desarrollo en condición sana o enferma, y en los diversos escenarios donde se desenvuelven.
Los avances científicos permitieron la caracterización química de los nutrientes esenciales para la vida, y su papel en el metabolismo y el mantenimiento de la salud.
A lo largo del tiempo se han dedicado energías para conseguir, seleccionar, cultivar y procesar aquellos alimentos considerados como los mejores, con el fin de lograr indicadores de salud óptimos para la población.
Además, la recuperación física y la satisfacción a partir de ese conjunto de productos alimenticios que se obtienen del medio, y que pasan a formar parte del patrón alimentario seguido por los colectivos.
Las personas se nutren de las sustancias nutritivas esenciales para la vida, contenidas en los alimentos consumidos y de los saberes que se entretejen y convierten la alimentación en un mundo complejo de simbolismos y prácticas que enriquecen la cultura y los procesos vitales.
Desde el siglo XIX ya se formaban dietistas en Europa y Estados Unidos; no obstante, el origen de la profesión del Nutricionista, con una visión más amplia, se ubica en América Latina en la década de 1930, específicamente en Argentina.
Este logro se atribuye al Dr. Pedro Escudero, médico, investigador y académico argentino, con una visión integral e innovadora de la problemática social de las enfermedades nutricionales y de su abordaje mediante el fortalecimiento de políticas en salud pública.
Cada persona ha sido creada a imagen de Dios (Génesis 1:27) quien provee para nuestro sostenimiento y nutrición a través de una creación abundante (Génesis 1:29, 30; Salmo 72:16, 17).
El pecado humano ha creado un desequilibrio en la distribución de los recursos. Como resultado, son demasiadas las personas que carecen de acceso a las necesidades básicas, incluyendo los alimentos nutritivos tan críticos para la buena salud.
La nutrición física es un tema recurrente en las Escrituras. Dios asiste a aquellos que son pobres y sufren de necesidad, a aquellos que no tienen quién los socorra (Salmo 72:12- 14).
En los evangelios, la compasión de Jesús lo mueve a transformar cinco hogazas de pan y dos peces en un banquete nutritivo para miles (Mateo 14:13-21; 15:32—16:10; Marcos 8:1-9; Lucas 9:10-17).
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