Luis Abinader está perdido en su propio laberinto de desatinos e improvisación
Por Joaquín Gerónimo
Especial para Mi Tierra News
Hace tres meses, a raíz del discurso de rendición de cuentas del presidente Luis Abinader Corona, ante la Asamblea Nacional de República Dominicana, calificamos su administración como "un gobierno de promesas incumplidas, manipulación de la realidad y abandono de los pobres".
Ciertamente al día de hoy, a esta hora y en este minuto, el actual gobierno dominicano aún no acaba de entender la magnitud de la crisis económica por la que atraviesa el país y sus dramáticas consecuencias sociales y políticas.
El gobierno de Abinader Corona ha insistido en la manipulación de las cifras del crecimiento económico. Todavía se ufanan de un supuesto crecimiento del 12.3% del Producto Interno Bruto (PIB) en el año 2021, aun cuando el dato ya ha sido corregido por el propio Banco Central y organismos internacionales.
En su afán de presentar un crecimiento económico adulterado, pierden de vista la magnitud de la crisis global y sus inevitables consecuencias que deben ser manejadas con políticas públicas adecuadas.
El desempleo, un grave desafío
El gobierno dominicano ha utilizado convenientemente las estadísticas de empleo de la Tesorería de la Seguridad Social, en vez de la información servida por el Banco Central sobre el tema del desempleo.
No es cierto que República Dominicana haya recuperado el nivel de empleo de antes de la pandemia del COVID-19. El dato conocido es que hoy más de 700,000 personas permanecen desempleadas, la mitad de las cuales se ha cansado de buscar trabajo y ya no aparecen en las estadísticas reales del desempleo.
El problema del desempleo es particularmente grave para la población más joven. Se calcula en más de un 30% el desempleo de la fuerza de trabajo de menos de 30 años. Esta situación se torna aún más complicada cuando se sabe qué más de 150,000 jóvenes tuvieron que abandonar sus estudios universitarios debido a las dificultades de la pandemia.
Todo este cuadro social y económico incide de alguna manera en los altos niveles de inseguridad ciudadana y la delincuencia en las principales ciudades. Lo que ha venido ocurriendo en el país en los últimos meses con el auge de la delincuencia, es una luz roja de alarma ante la crisis social en desarrollo.
Es obvio que, si la economía hubiese tenido un crecimiento real del 12.3% el pasado año, la recuperación de los empleos perdidos durante la pandemia habría sido posible, pero no fue así. En cambio, el gobierno no ha tenido nada que hacer en cuanto al tema del desempleo juvenil, ni la necesidad de resolver un problema que, para ellos, simplemente no existe.
La inflación, su mayor enemigo
En otro orden, quizás lo más importante, el presidente Abinader Corona ha pretendido sustraer la responsabilidad de su gobierno por los altos precios de la canasta alimenticia y de servicios básicos. Si bien es cierto que la inflación es un fenómeno mundial producto de la pandemia, la nuestra tiene un fuerte componente local debido a una expansión monetaria desbordada.
La inflación acumulada del año 2021 duplicó la prevista por el Banco Central, terminando en un promedio del 8.5%, que sumada a la del 2020, la sitúa sobre el 14% en los últimos dos años, más el aumento del primer cuatrimestre de este año, que la llevaría hasta un 22%. Una carga muy pesada para una población de muy bajos ingresos o peor, desempleada.
La aprobación al vapor de una ley de tasa cero para las importaciones de 64 artículos de consumo básico de la población, amenaza con arruinar a los productores agropecuarios nacionales, haciendo caso omiso del llamado en contrario de diversos sectores sociales y económicos.
Encima de todo lo anterior, las urgentes y desesperadas medidas restrictivas del Banco Central, elevando la tasa de política monetaria hasta un 6.5%, tratando de contener el proceso inflacionario, encarecen el crédito bancario y presagian un cierre gradual de la economía, lo que significaría mayores penurias para la población y menos oportunidades de trabajo para todos.
En medio de este cuadro de calamidad económica y social, el gobierno de Abinader luce incapaz de presentar planes y propuestas creíbles para enfrentar la crisis en sus tres vertientes principales y que más afectan a la población: La delincuencia e inseguridad, los altos precios de la comida y el desempleo.
En otras palabras, y sin querer convertir el drama social en una tragedia, en los actuales momentos el gobierno del Partido Revolucionario Moderno (PRM) y el presidente Abinader Corona, con su incapacidad e indolencia hacia los más pobres, han puesto en riesgo tres derechos fundamentales del pueblo: la comida, el trabajo y la vida.
Este escrito fue redactado por el arquitecto Joaquín Gerónimo, miembro de la Dirección Política de la Fuerza del Pueblo. Las opiniones expresadas por él no representan el punto de vista de Mi Tierra News en ninguna de sus plataformas digitales o impresas.
Excelente artículo. Se hace necesario que la oposición contribuya con propuestas que ayuden al gobierno a salir de esta grave crisis. No podemos permitir que el caos se apodere de RD
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