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"Crímenes del futuro", la arriesgada apuesta de David Cronemberg

Por Alex Quezada
@alexquezadard2

Nacido en Toronto, Canadá, en marzo de 1943, a estas alturas, David Cronemberg no pasa desapercibido para una legión de cinéfilos que le han seguido con cierto respeto en sus combinaciones de horror, ciencia ficción y otros géneros, en varios títulos que ya alcanzan el nivel de culto. Por tanto, hay expectativas sobre cada material que publica.

¿A qué apuesta un director como él?, ¿qué metáforas plantea Cronemberg cuando apela a la tolerancia del espectador con lo que podría calificarse como la película más transgresora, vomitiva e incómoda de 2022?

De antemano, supongo, que el responsable de obras como "Shivers", "La mosca", "EXistenZ" o "Crash", sabe que es un riesgo financiero el que corre. Aun así, encuentra inversionistas aliados para realizarla; en este caso el capital provino de Francia, Canadá, Grecia y Reino Unido.

No entendemos qué pretende con titular este nuevo filme, igual a su segundo trabajo, "Crimes of the future" (1970), donde Cronemberg cubrió todos los roles básicos: guión, producción, fotografía, edición y dirección; y cuya trama, ubicada en 1997, gira en torno a que las mujeres se han extinguido debido a los efectos de productos para la piel, y se conserva una niña de unos nueve años, secuestrada para futura maternidad.

El responsable de la catástrofe es el doctor Antoine Rouge, quien ha desaparecido. Esto transcurre en la Clínica House of Skin, especializada en procedimientos dermatológicos, cuyo único paciente presentará secreciones y hemorragia bucal, lo que deriva en cierta curiosidad sexual de otro individuo.

Por condiciones obvias, el personal es mínimo allí; se insinúan preferencias homosexuales y se realizan reverencias y masajes de pies en busca de estímulos y sensaciones.

Esa película no tiene diálogos, mientras los escasos personajes interactúan solo hay narración del encargado de la clínica, que va explicando lo sucedido y menciona un joven cuyo cuerpo está produciendo extraños órganos que se muestran en frascos con líquidos de varios colores (con tamaños de ojos humanos o huevos), y por igual se muestra a otro joven de cuya nariz se asoma una especie de raíz; y es de esto hilos temáticos del que Cronemberg echa mano para el nuevo filme.

Con "Crímenes del futuro" de 2022 (de una hora y 47 minutos), no habrá un rumor -boca a boca- que motive a sus primeros espectadores a recomendarla. Luego de leer la sinopsis, ver su avance promocional, una escasa audiencia se aproximará a ella, tal vez por curiosidad morbosa o por el interés de que pueda tratarse de una pieza de arte sui géneris debido a la reputación de su guionista y director, pero eso está sujeto a discusión.

La historia del cine cuenta con un grupo de películas que nos han llevado al límite; a retar nuestros sentidos, a retorcernos el estómago, a saltar del asiento o perturbarnos el sueño.

Si bien la literatura victoriana brilló con relatos y personajes como Nosferatus, Frankenstein, Drácula, zombis y hombres lobos; el nacimiento del cine sucedió vinculado a la fantasía y la ciencia ficción. Así lo evidencian obras como "Viaje a la luna", "Tiempos modernos" y "Metrópolis", por solo citar algunas, que plantean "futuros posibles" que años después se materializaron.

Sobre la fantasía se han creado imperios como Disney o Pixar, y franquicias como "Star Wars", "Alien", "Predator", "Matrix" o "Avatar", entre otras, y hemos tolerado la levitación de "Crouching tiger, hidden dragon".

Igualmente, en los géneros del terror, gore o splatter y otros híbridos, han desfilado una serie de personajes inolvidables en producciones como "Freaks", "Psicosis", "La noche de los muertos vivientes", "El exorcista" o "The walking dead", que fueron moldeando la tolerancia de la audiencia seducida por lo sobrenatural.

Volviendo a la nueva propuesta de Cronemberg, proyectada en competencia oficial del recién pasado Festival de Cannes, y estrenada en Estados Unidos y Canadá el pasado 3 de junio, debo admitir que su arranque -la introducción del niño Brecken-, es cautivante, intrigante, perturbadora, y logra el enganche del espectador.

Pocos minutos después sigue el planteamiento principal, plagado de crudezas, en que ciertos humanos han alcanzado un nivel de evolución que, por estimulación, pueden lograr mutaciones en su llamada "belleza interna" y producir en su vientre, órganos que son considerados piezas de arte, al tiempo que se dispone de una instrumentación pseudo-robótica para monitorear y dibujarlos y para someterse a procesos quirúrgicos de extracción en un extremo nivel de horror corporal, lo que lleva al filme a cruzar cierto umbral y pisar macabros terrenos del exceso, fallando en la envoltura de la propuesta.

Historias como las de "Star Wars", "Blade Runner", "Dune", "El Quinto Elemento", "Minority Report", "Robocop", "Terminator", "Ex_Machina" o "Elysium", transcurren en sociedades de alta tecnología y de contrastes.

"Crímenes del futuro” (1970) posee una fotografía dinámica, capturada en modernos edificios, pasillos y salones de soberbia arquitectura e impresionantes composiciones y perspectivas; en cambio, la versión de 2022 adolece de muchas cosas: no plantea lugar ni época; ningún diálogo nos informa de cómo la humanidad ha llegado a ese estado de cosas o qué ha pasado con el resto de la población. Filmada totalmente en Grecia, el diseño de producción es bajo, con apenas extrañas piezas como mobiliario; y locaciones que más bien parecen calles o casas decadentes, lúgubres y desiertas por cualquier guerra reciente. En ese entorno, la fotografía de Douglas Koch luce monótona.

Según la distribuidora Neón, la historia tiene lugar después de que los humanos se hayan adaptado a un "entorno sintético" en el que el cuerpo puede transformarse y mutar. Lo anterior funciona bien como nota de prensa, pero la obra no puede depender de eso; debe explicarse y defenderse por sí sola, por sí misma.

Con reducido elenco y escasos exteriores, se plantea una sociedad de ghetto (gueto); que aprecia cierto nivel de arte vivo o performance; donde el cuerpo humano es el centro de toda experimentación; en que existe otro uso avanzado del plástico y extrañas formas de alimentarse; se practica otra forma de sexo, incluidos cortes e incisiones corporales que también son estimulantes; donde se admiran cicatrices con formas de cremallera (zipper) y procedimientos cosméticos extremos, con mutilaciones e injertos que, al parecer, pretenden retar la tolerancia del espectador.

Luego de su colaboración con Cronemberg en "Promesas del Este" (2007) y "Un método peligroso" (2011), Vigo Mortensen, tres veces nominado al Óscar, interpreta a Saul Tenser, un famoso artista de performance cuyo medio es incubar extraños órganos, vinculado a su asistente y amante Caprice, encarnada por Léa Seydoux ("No time to die"), y sustentando la trama principal. Tenser es un personaje con ciertos enigmas, pero faltan datos.

Más adelante, con buen pulso, la trama principal se conecta con el primer acto o subtrama -la del niño Brecken- cuyos padres revelaran y completaran su historia y la de una parte del gueto vinculada al plástico. En el terreno de cada trama, la banda sonora tiene un doble y curioso desempeño, especie de leitmotiv; basado en un primer caso, en zumbidos de moscas que parecen sobrevolar algo fétido, maloliente, y en otro caso, un constante rumor de pasos que suenen dando una sensación de concurrencia cercana.

Por su parte, Kristen Stewart, famosa por la franquicia de vampiros jóvenes ("Crepúsculo") y recién nominada al Óscar por hacer de la Princesa Diana en "Spencer", interpreta a Timlin, una dubitativa aprendiz que admira los esfuerzos de Tenser para alterar la evolución humana, aunque su labor es asistir a un sujeto que está tratando de organizar una especie de oficina de registro de órganos.

Si bien Seydoux se desenvuelve en un personaje determinante y maduro, el de Stewart contiene capas de dudas y timidez, propias del ambiente de experimentación y sordidez que está viviendo. Debo agregar que tanto Stewart, al igual que Gwyneth Paltrow, son actrices que considero frías, desabridas y transparentes; que no me conmueven; no tienen un poco de la energía y gracia de Jennifer Lawrence, Charlize Theron, Jessica Chastain o Margot Robbie.

En conclusión, esta nueva "Crímenes del futuro" amerita de espectadores de buen estómago. Tres semanas después de su estreno, su taquilla apenas ha superado los $3 millones de dólares.

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