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La muerte del "Generalísimo", fin de una era en República Dominicana

El General Rafael Leónidas Trujillo Molina fue uno de los dictadores más crueles de las Américas y este 30 de mayo se cumplen 61 años desde que fue asesinado por un grupo de valientes dominicanos que decidieron ponerle fin al gobierno que por tres décadas controló a la fuerza el destino de República Dominicana.

Por Virgilio García
Especial para Mi Tierra News

Han pasado 61 años desde que un grupo de valientes héroes dominicanos se armaron de valor y gallardía para terminar con la vida del General Rafael Leónidas Trujillo Molina, el dictador más cruel de las Américas, quien por 31 largos años controló a la fuerza los destinos de República Dominicana.

Si bien el magnicidio del "Jefe" puso fin a la férrea dictadura, con la realización en diciembre de 1962 de las primeras elecciones democráticas en más de tres décadas, los organizadores del atentado fallaron en asumir el control inmediato del gobierno.

La mayoría fueron capturados, torturados y ejecutados por el brazo opresivo del trujillismo que permaneció en control varios meses después de su muerte. Y es que la muerte de Trujillo Molina, el 30 de mayo de 1961, no significó el derrumbe inmediato de la dictadura.

De hecho, Ramfis, el hijo mayor del tirano, junto con sus tíos Héctor Bienvenido y José Arismendy Trujillo, la alta jerarquía militar, así como algunos políticos e intelectuales que durante muchos años le habían servido fielmente a su familia, hicieron todo lo posible por conservar el control del gobierno al precio que fuera necesario. 

Los orígenes del "Jefe"

El hombre quien eventualmente se destacaría como político y militar, nació el 24 de octubre de 1891, en la Calle Constitución de San Cristóbal. Fue el tercer hijo del matrimonio de José Trujillo Valdez y Altagracia Julia Molina. Sus dos hermanos mayores eran Flérida y Virgilio Trujillo Molina.

Trujillo Molina provenía de una familia de clase media-baja, desarrolló múltiples actividades antes de ingresar al Ejército Nacional en 1918. Entrenó con infantes de marina estadounidenses (que habían ocupado el territorio dominicano dos años antes) y a los 25 años trabajó como guarda-campestre, controlando a los trabajadores de la caña de azúcar en una plantación en Boca Chica.

En poco tiempo alcanzó el rango de general de brigada, a pesar de que durante su carrera militar enfrentó acusaciones de falsificación, extorsión y agresión sexual. Eventualmente fue absuelto por un panel de infantes de marina que estudió su caso.

La "Era de Trujillo" marcó una nefasta parte de la
historia de República Dominicana.
Su llegada al poder

El 23 de febrero de 1930, en una confabulación con el licenciado Rafael Estrella Ureña, Trujillo Molina dirigió un golpe de estado contra el presidente Horacio Vásquez. Con su ascenso al poder, fungió como presidente de 1930 a 1938, y luego de 1942 a 1952. Pero incluso durante los años que no estaba a cargo del puesto ejecutivo, fue él quien por 31 años mantuvo el control de una de las dictaduras más férreas y sangrientas de América.

La "Era de Trujillo" marcó una nefasta parte de la historia dominicana. La dictadura del "Generalísimo" se caracterizó por la represión a toda oposición; las libertades civiles eran inexistentes y se cometieron constantes violaciones a los derechos humanos.

Trujillo Molina sumergió a la sociedad dominicana en un estado de pánico y terror, donde una muerte podía ser encubierta como un "accidente", y cualquier persona señalada como "enemiga del jefe" podía ser encarcelada y torturada en cárceles clandestinas destinadas a esa práctica.

Los partidarios de Trujillo, sin embargo, todavía hoy destacan algunos aspectos positivos del régimen como el "fin del caudillismo como fuente de inestabilidad política", la restauración del orden público y un cierto desarrollo económico del país.

Varios jefes de estado latinoamericanos estuvieron en contra del tirano de forma radical. Entre ellos: Fidel Castro Ruz (Cuba), Rómulo Betancourt (Venezuela), José Figueres (Costa Rica) y Luis Muñoz Marín (Puerto Rico).

Fallidos intentos para derrocarlo

El 14 de junio de 1959, varios valientes patriotas armados, comandados por Enrique Jiménez Moya, aterrizaron en Constanza con la finalidad de derrocar a Trujillo Molina. Días más tarde, el 20 de junio, desembarcaron en Maimón otros 144 hombres dirigidos por José Horacio Rodríguez en la provincia de Puerto Plata y quienes llegaron en la lancha llamada "Carmen Elsa".

Luego de varios días de combate en contra del régimen, los expedicionarios fueron derrotados y trasladados a la Base Aérea de San Isidro, donde fueron torturados. Algunos sobrevivieron, pero luego la mayoría fueron vilmente asesinados por el régimen trujillista.

El 31 de enero de 1960 todas las iglesias de República Dominicana se pusieron de acuerdo y, mediante una carta pastoral, mostraron su desacuerdo con el régimen. Trujillo Molina respondió atacando mediáticamente a la iglesia católica y promoviendo protestas contra sus obispos.

La muerte de las "Mariposas"

El 25 de noviembre de 1960 se produjo uno de los crímenes más horrendos de la humanidad, el brutal asesinato de Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, conocidas como las Hermanas Mirabal, hecho ocurrido por su oposición al régimen de Trujillo Molina.

El "Jefe" creyó en el momento que había eliminado un gran problema. Sin embargo, el asesinato de estas tres mujeres le trajo muchos inconvenientes y fue el principio de su desgracia.

La muerte de las Mirabal causó gran repercusión en la República Dominicana. La publicidad resultante provocó que el pueblo dominicano se mostrara cada vez más proclive a apoyar a las Mirabal y sus ideales. Esta reacción contribuyó a despertar conciencia en el público sobre la realidad política-social que vivía la nación caribeña.

El 30 de mayo de 1961, Trujillo Molina fue ajusticiado a tiros cuando su Chevrolet Bel Air azul de 1957 fue emboscado en el malecón en las afueras de la capital dominicana. En el ataque que terminó con la vida del dictador participaron Antonio De la Maza, el general Juan Tomás Díaz, el general Antonio Imbert Barrera, Modesto Díaz, Pedro Livio Cedeño, Salvador Estrella Sahdalá, Roberto Pastoriza, Huáscar Tejeda, y el teniente Amado García Guerrero, quien pertenecía a la Guardia Presidencial.

En el complot contra Trujillo Molina también participaron Luis Amiama Tió y Luis Manuel "Tunti" Cáceres, pero la noche del ataque no estuvieron presentes porque cumplían otras actividades.

Los conspiradores, sin embargo, no lograron tomar el control del gobierno. La razón: el general José René Román Fernández ("Pupo Román") quien debía asumir el mando traicionó a sus cómplices por su inactividad, y no se habían elaborado planes de contingencia. Román Fernández fue posteriormente ejecutado.

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