La inmigración de la mujer dominicana, una creciente realidad
La mujer dominicana representa cerca del 59% de las personas que emigran de República Dominicana en busca de nuevas oportunidades. |
Periodista y residente de Miami
Las mujeres dominicanas representan el 58.68% de la emigración, superando a la de los hombres. Esto les ha permitido a muchas familias la movilidad social que no encontraban en su país. A través del trabajo, la educación y el emprendimiento, las dominicanas se han integrado de manera productiva y efectiva en sociedades altamente exigentes y competitivas.
Estudios demográficos reportan que los dominicanos forman el 3% de la población de inmigrantes de Estados Unidos y solo el 17% de los adultos hablan el idioma inglés. Aunque la mayoría de las dominicanas no hablan la lengua anglosajona, es una de la población de inmigrantes que más se preocupa por su superación y la educación de sus hijos.
La emigración de las dominicanas comenzó después de la muerte del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina. La mayoría de ellas salieron de República Dominicana a partir de la década de 1990. Casi todas se establecieron en el noreste de Estados Unidos, aunque el estado de Nueva York concentra la mayoría de las dominicanas.
Los principales países de destino de las migrantes dominicanas son: Estados Unidos, España e Italia.
Las mujeres que residen en Estados Unidos encuentran apoyo, protección y seguridad de parte del gobierno y las leyes, a diferencia de su país de origen. Aquí, la violencia de género es castigada por las leyes y la sociedad.
El respeto por la vida humana, etnias, orientación sexual y religiosa, tiene un valor en Norteamérica. La mujer es dueña de su propia maternidad y de su cuerpo y decide cuántos hijos tener, cómo y cuándo.
Cuando una dominicana decide salir de su zona de "confort" y emigra a Estados Unidos u otro país, persigue nuevas oportunidades, busca un espacio de realización y participación para mejorar su condición de vida y la de su familia.
El que lo consiga depende de factores internos y externos, de su adaptación al país de acogida, a su cultura y sus costumbres. La mujer dominicana es autodeterminada, con un sentido de empoderamiento y sobrevivencia incuestionable, su fuerza y fortaleza, es comúnmente el sello de familia.
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