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El Diálogo Nacional: Un escenario improductivo y a conveniencia del gobierno


SANTO DOMINGO - El gobierno de República Dominicana llamó al diálogo nacional a mediados del pasado año 2021, cuando se sintió acorralado por las críticas por el manejo de la crisis económica y sus consecuencias sociales, por efecto de la pandemia del COVID-19. Dicho llamado fue acogido por toda la sociedad dominicana, en el espíritu de concertación y unidad nacional que las circunstancias demandaban.

El Consejo Económico y Social (CES), escenario del propuesto diálogo, resulta muy conveniente para el oficialismo. La conformación del plenario del CES para este diálogo favorece ampliamente al gobierno y sus aliados de la sociedad civil. En caso de votación de las propuestas, los partidos de oposición sólo tendrían un tercio del plenario (12/37 Votos).

Transcurridos más de seis meses desde el lanzamiento de la iniciativa gubernamental a finales del pasado año 2021, ninguna de las 13 mesas temáticas ha avanzado nada en la formulación y discusión de propuestas.

Según ha trascendido indiscretamente, se percibe un manejo autoritario del gobierno en algunas de las mesas de diálogo, con poco o ningún espacio para el debate y ausencia de propuestas concretas de parte del gobierno.

La evaluación realizada hasta ahora del trabajo en las diferentes mesas del diálogo sugiere un escenario de "tiempo perdido" para los participantes, mientras el gobierno avanza su propia agenda de reformas, al margen de un eventual debate en el CES.

Como ejemplo de esto que acabamos de decir, podemos citar las siguientes acciones del gobierno en paralelo a la pasividad de las mesas de diálogo correspondientes dentro del Consejo Económico y Social:

  • MIGRACIÓN: el gobierno inició la construcción del muro fronterizo, solo con fines propagandísticos, sin que haya habido ninguna discusión sobre el tema haitiano y la conflictiva situación fronteriza.

  • HIDROCARBUROS: se elaboró un proyecto la ley para modificar la actual ley de hidrocarburos sin que se produjera ninguna consulta o discusión previa en la mesa de diálogo.

  • TRANSPARENCIA: se elaboró un proyecto ley de fideicomiso público sin ninguna consulta pública, y un proyecto para la modificación de la ley de compras y contrataciones, también fuera de consulta y discusión en la mesa de diálogo correspondiente.

  • TRANSPORTE y MOVILIDAD URBANA: se está ejecutando un costoso plan de reordenamiento del sistema de transporte público, con la creación de nuevos corredores urbanos y asignación de dichas rutas a empresas privadas prestadoras de servicios, todo ello sin ninguna discusión previa en la mesa del diálogo del CES.

  • SALUD: se anuncia ahora un plan de financiamiento público a las clínicas privadas, mientras se evidencia un abandona del precario sistema de salud pública al servicio de los más pobres.

  • ENERGÍA: se continúa aumentando la tarifa eléctrica; se insiste en la creación de un fideicomiso público para administrar la planta generadora de Punta Catalina, sin ningún sustento legal y al margen de cualquier discusión o consenso en la mesa de diálogo.

La mejor demostración de que este diálogo en el CES constituye solo una estrategia política divisionista del gobierno, es su marcado interés en el tema de la reforma constitucional y el involucramiento directo del presidente Luis Abinader, en respuesta a la retirada de los partidos de oposición de la mesa de transparencia e institucionalidad.

El gobierno se ha lanzado, a capa y espada, a defender su engañosa propuesta de reforma y el presidente Abinader, en persona, ha enfrentado de manera ríspida a los principales líderes de la oposición; además de desatar una brutal campaña de descalificación y falsos relatos a través de las redes sociales y otros medios de comunicación escritos y electrónicos.

En las circunstancias presentes, habría que preguntarse entonces: ¿Para qué sirve el diálogo en estos momentos, que no sea para oxigenar la imagen de un gobierno agobiado por la crítica debido a su mala gestión de la crisis económica y reiterado abandono de los más pobres?

¿No sería más productivo dedicar tantas horas de trabajo y reunión en el diálogo del CES para procurar soluciones a los graves problemas que afectan hoy a toda la sociedad, como la inflación, el desempleo y la seguridad ciudadana?

La obcecación desde el gobierno con manejar la agenda del diálogo político de manera unilateral y prepotente, pronostica escenarios futuros de crispación social y política, en medio de una severa crisis económica nacional e internacional y que el gobierno se ha mostrado claramente incapaz de poder manejar.

Este escrito fue redactado por el arquitecto Joaquín Gerónimo, miembro de la Dirección Política de la Fuerza del Pueblo. Las opiniones expresadas por él no representan el punto de vista de Mi Tierra News en ninguna de sus plataformas digitales o impresas.


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