Todo estaba bien... Hasta ayer (a propósito del conflicto en Medio Oriente)
Por Máximo Caminero
Especial para Mi Tierra News
Cuando sonó el primer disparo, todo estaba bien... hasta ayer. El absurdo "insomnio" de todas las noches que rozaban las 4 a.m. de la madrugada buscando en qué distraer la mente, las llamadas constantes de amigos y familiares compartiendo sus dramas y sueños.
Hasta ayer, todo era una vida "normal", los pájaros, los gatos, los perros. Todos circulaban en rutinas de juegos y búsqueda alimentaria. Nada difícil cuando los gusanos y lagartijas y demás cricétidos andan sueltos y libres por todas partes.
Todo parecía normal hasta ayer, cuando el mundo escuchó las sirenas anunciando el bombardeo de Israel. Y los cientos de combatientes palestinos, convertidos en salvajes depredadores, matando a salva y mansalva a todo lo que "oliera" a judío.
No fueron los disparos de antes de ayer lo que causaron la conmoción. ¡No! Aquellos otros disparos construyeron murallas y aislaron y partieron en dos a un pueblo, que antes estaba unido. El dilema de Israel y Palestina contiene un odio que no se extinguirá con la extinción de uno de ellos.
Hasta ayer, el mundo seguía indiferente ante la sumisión de unos pobres a los que se tildaba de terroristas y que, ayer, accedieron a tomar el título. No se les escuchó cuando reclamaban que Jerusalén les pertenecía, que Palestina no era Israel, que estaban allí desde siempre…
La "realidad" de ese asunto es que ambos pueblos han estado en esas tierras desde hace miles de años y hasta es posible, que en algún momento de esos siglos hayan sido una sola tribu… La historia de los pueblos, de todos los pueblos, están viciadas por quienes las escriben… Cuando los israelitas declararon su independencia de la ocupación británica el 14 de mayo de 1948, los palestinos se sintieron ultrajados.
No voy a entrar en detalles para determinar quién tiene la razón en este conflicto. Pero sí diré que el acto de ayer de los palestinos es tan reprochable como los muertos palestinos de Shabra y Shatila en 1982, atribuida a la falange libanesa con "el supuesto" visto bueno del ejército israelí, donde murieron cientos de civiles.
Esa misma espiral de muerte del día de ayer, anduvo desatada en el 1976, cuando el 18 de enero se produjo la masacre de Karantina, también en el Líbano, donde asesinaron a más de 1,500 palestinos, dando como revancha a los dos días siguientes a la masacre de Damour, por miembros de la Organización por la Liberación de Palestina, matando a cientos de cristianos.
Más adelante, el 12 de agosto, se dio la matanza de Tel Al Zaatar donde sirios y libaneses acabaron con la vida de miles de palestinos…
¡Esta gente se viene matando desde hace tiempo y en masa! El famoso "Estado Islámico" que destruyó parte de Siria e Irak hace unos años recientes, forma parte de un fanatismo ancestral basado en conceptos religiosos que son interpretados por unos de una manera y por otros de otra.
Hasta ayer, solo se hablaba de Ucrania y Rusia, dos pueblos similares en fisonomía y lenguaje, y que también se encuentran enfrascados en una guerra más absurda que la de los judíos y palestinos. Y, sin embargo, se está dando con el apoyo del mundo que le echa leña al fuego. Solo falta que China "retome" a Taiwán, para que extrañamos en verdad el día de ayer.
Hasta ayer, nosotros, por estos rincones del mundo, solo discutimos de los gobiernos de derecha o de izquierda, que si Petro, que si Lula, que si Milei etc., etc., etc.; que una guerrilla colombiana que perdió su discurso y se dedicó "al traqueteo", o que la exclusión de Cuba, Venezuela y eventualmente Nicaragua, en el libre mercado de negocios, no es más que una forma abusiva del imperio para imponer su voluntad.
Solo hasta ayer, vivíamos quejándonos del impulso del narcotráfico, sin darnos cuenta de que gracias al dembow, ser traficante es una "profesión de prestigio", que usar drogas es una forma de escaparse de este mundo indolente y frío, y que los hongos, eventualmente, terminarán por elevar la conciencia al punto que no tendremos fronteras ni nacionalidades o religiones por las que pelearnos.
Gracias a ayer, el mundo se está preguntando: ¿Cómo es posible que sucedan estas cosas? ¿Quién tiene el derecho de salir en grupo a matar a otros? ¿Qué hace a unos mejores que otros?
Kosovo y Serbia, Haití y República Dominicana, Armenia y Azerbaiyán y así siguen los conflictos entre fronteras. ¡Qué mundo tan loco en el que vivimos! Parecería que fuésemos de otros planetas u otras "especies", pero que un hombre ataque a otro hombre solo por su diferencia de color, idioma o creencia, es para revisarnos como raza humana, para revisar nuestras creencias "religiosas" que nos dicen que hay que amar al prójimo y, sin embargo, lo odiamos.
El día de ayer, me hizo darme cuenta de muchas cosas, especialmente todos los regalos cotidianos que tenemos y que podemos perder en un segundo por un mundo lleno de locos. Tirarse en el sofá a leer en silencio, ver la televisión y reírse, ir de compras al supermercado, sentarse a la orilla de la playa. Todo eso sucedía hasta ayer y hoy me lo han cambiado sin tener yo que ver con nada… ¿O sí?
Hasta ayer me di cuenta de que a un pueblo no se le puede cercar como animales porque termina reaccionando como uno. Eso le debe servir de advertencia a todos los tiranos del mundo, a los que oprimen a sus pueblos o subyugan a otros. Cuba, Nicaragua, Venezuela y Estados Unidos, están en esa ecuación de tristeza que siempre termina mal.
Solo espero que no sea ayer, el principio del final de mis días cotidianos, los dilemas del vecino, la basura en el frente, la gotera del techo… Quisiera que mañana fuera igual que siempre, una novia que se va, un dolor que termina en el olvido y todas esas "pendejaditas" de las que solemos quejarnos.
Hasta ayer solo pensaba que el mundo se estaba acabando lejos de mí y que yo no tenía culpa de eso. No obstante, si me quedo callado, seguro que "algo" de culpa tendré. No estarán todos de acuerdo con lo que diga, pero si no lo digo, nunca comenzaremos a ponernos de acuerdo en ¿quién es el loco que está jodiendo esta vaina? Los dejo con esa última reflexión. ¡Salud! Mínimo Caminero.
Máximo Caminero es un reconocido escritor y artista plástico dominicano residente en West Palm Beach, Florida.
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