Header Ads

Olor a chopa... (Dedicado al cónsul Alfonso Rodríguez)

Por Máximo Caminero
Especial para Mi Tierra News

La chopa es un pez que suele habitar en el Océano Atlántico, desde el Golfo de México hasta el Mar Mediterráneo. En República Dominicana, sin embargo, la palabra "chopa" se utiliza como una denominación distorsionada del anglicanismo "shopper", el cual fue introducido en 1916 durante la primera intervención militar estadounidense al país caribeño.

Se dice que los Infantes de Marina de Estados Unidos solían pedirles a los criollos que fueran de "shopping" a comprarle algún mercado. De "shopping", es decir, de compras. Así, los que les hacían estos mandados fueron considerados como "sirvientes" o servidores de los invasores.

Como el dominicano le busca la sátira a todo, distorsionó la fonética y la "adaptó", despectivamente, a su vocabulario de cosas soeces. Comenzaron a burlarse de los dominicanos que les hacían "favores" a los "gringos" y les llamaron "chopos" o "chopas", según el género del individuo.

Con el tiempo, la palabra se quedó en el argot criollo dominicano, y pasó a pronunciarse a toda persona que ofreciera su servicio de "mandado".

Las personas de pocos recursos contratadas para realizar los quehaceres domésticos como cocinar, lavar ropa, limpiar casas y hacer mandados, fueron arbitrariamente llamados "chopos". Como la mayoría eran de género femenino, se impuso "la chopa", dejándo el apelativo chopo solo para momentos de ira o enojo ante cualquier contertulio.

Los jóvenes de familia que solían acostarse con las muchachas del servicio doméstico serían llamados "choperos". Es por eso por lo que "chopos" somos todos y el que no lo sea, habría que buscarle de donde cojea…

Cuando adquirí conciencia social, encontré el término ofensivo y no recuerdo haberlo utilizado. Creo que hoy, esa palabra está obsoleta, llamándose a las empleadas como "empleadas del servicio" lo cual humaniza mejor el asunto. Sí sale la "choperia" cuando uno o alguien tiende a realizar actos vulgares o fuera de lugar.

Y es que, erróneamente, se consideraban a los empleados de servicio como individuos de muy poca o nula educación en cuanto a modales y términos académicos. Venían de pueblos muy lejanos y dados al olvido en donde la vida discurría entre chivos, vacas y cerdos y, el amor, muchas veces se ganaba a punta del "colín" o machete… Colin, otra herencia de la marca gringa "Collins".

El olor de las empleadas "domésticas" era natural y ajeno a perfumes o esencias caras. Los pocos recursos, añadidos a la indiferencia de los patrones, solo alcanzaban para comprar un jabón de cuaba, hecho a partir de la resina de arbustos llamados "cuaba" de madera amarilla y dura.

Como desodorante el llamado "Deporte" el cual venía en una cápsula minúscula de metal y dejaba entre ver en las axilas su crema blanca. Como perfume usaban "Agua de Florida", un líquido que sigue fabricándose en una botellita delgada y está compuesto de bergamota, clavo, canela y hasta flor de naranja…

El tiempo ha dado su lugar a las cosas, y gracias al progreso que poco a poco ha ido escalando en nuestro país, podemos afirmar que "esos menjurjes" mencionados solo son utilizados en labores industriales o uno que otro asuntito de brujería…

El "progreso" ha mermado esos olores de antaño y hasta "la musiquita aquella" que salía del fondo de la casa, donde solían dormir las servidoras, algo apagada por la miniatura de una radio que gritaba ¡Bachata! Seguida por una roída voz que anunciaba "Radio Guarachita", se salió del puro pueblo a conquistar al mundo.

Gracias a mis "escapaditas" a los bateyes y a que "eso de las clases sociales" nunca fue un impedimento para mí, no pasé vergüenza cuando me fui al extranjero y la bachata comenzó a sonar en todos los rincones del planeta. Ya venía bañado de pueblo y de jabón de cuaba.

Escuchar, hoy en día, a individuos menospreciar a cualquier ser humano, sea de donde sea, es retraerse a ese pasado injusto en donde "las castas", como dice Milei, despreciaban a las personas por sus condiciones sociales.

Escuchar al cónsul dominicano en Los Ángeles, Alfonso Rodríguez, clamar que "él no va a mezclarse con viejas babosas y niños con mocos", porque "él no hace eso", es "la chopería" más grande que he escuchado en los últimos años. Tiene el derecho de expresarlo y de hacerlo, pero siendo él un representante del Estado dominicano no debiera ostentar más ese privilegio.

Que somos "jodedores" y "sátiros" eso ya lo dije más arriba, pero esos "relajos" no deben ser aceptados en "todas partes". Que lo diga entre amigos, sucede diariamente, pero no públicamente y guardando esa posición que ocupa.

Que de vez en cuando se le zafa a uno lo de "la chopa" y "requila" al momento, es verdad. Las malas mañas brotan de repente. Pero esos tiempos los estamos enterrando y en nada colaboran con ello estás "infantiles" declaraciones del cineasta Rodríguez y menos "haciéndose el gracioso".

Si ya pidió disculpas es lo menos que le corresponde. Nuestro pueblo es un pueblo de gente noble y humilde. No se merece ser "clasificado" y menospreciado por "aquellos" que se creen superiores. Con suerte el señor Rodríguez llegará a la vejez y los mocos podrían ser un asunto diario con el cual "otros" tendrán que lidiar para guardar su dignidad.

El olor a chopa, hace tiempo que quedó en el olvido y, aunque algunos lo extrañamos con nostalgia y ciertos deseos escondidos, todavía venden jabón de cuaba y esa crema "desodorifera" con su agüita floridana para que uno en la intimidad de su cuarto haga y diga lo que quiera acompañado de una radio de pilas al son de una bachatica. ¡Salud! Máximo Chopero.

Máximo Caminero es un reconocido artista plástico dominicano residente en West Palm Beach, Florida.

No hay comentarios

Con la tecnología de Blogger.