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Pandillas siembran terror en las comunidades de la capital dominicana

SANTO DOMINGO - Con la misma facilidad que se propagaron el dengue y el COVID-19 en el territorio quisqueyano, las pandillas criminales hoy contaminan a la mayoría de los sectores populares de la capital dominicana y otras provincias del país, donde la paz fue robada por grupos vandálicos que, con el pasar de los días, se reproducen desmedidamente.

Estos grupos delictivos, que han registrado un sorprendente rebrote en los últimos meses, mantienen en zozobra a barriadas como Los Alcarrizos, Santo Domingo Oeste y La Puya de Arroyo Hondo, en el Distrito Nacional.

Según las autoridades, en esas localidades opera una peligrosa banda que se hace llamar "Los Ismael", y que hace unos días fue acusada de acribillar a tiros a Jean Carlos Mora, de 38 años, mientras se encontraba en un centro de diversión.

Realizan intervención policial

La violenta acción, presuntamente perpetrada por los jóvenes identificados con los alias de "Cacón", "Pochoco" e "Ismael" (el supuesto cabecilla del grupo), combinada con las constantes balaceras producto de enfrentamientos entre bandas rivales y asaltos a mano armada, trajo como resultado una intervención combinada de emergencia por parte de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) Y la Policía Nacional (PN), el pasado sábado.

Un día antes de esta intervención, el coronel Frank de los Santos, director de la Dirección Antipandillas de la Policía Nacional, alertaba sobre la deambulación de grupos pandilleros en los alrededores de las escuelas con la intención de reclutar a nuevos miembros, evidenciando nuevamente el gran poderío alcanzado.

La Puya bajo ataque

Para constatar la situación que se vive en La Puya, en la zona de Arroyo Hondo, un equipo de Listín Diario se dirigió al sector y recorrió sus angostas calles, descuidadas en su mantenimiento.

Allí impera el miedo entre sus residentes, quienes en su mayoría se rehúsan a hablar a profundidad sobre las pandillas por temor a ser agredidos en represalia. Dicen que en el "barrio todo se sabe y nadie sabe quién es quién", según expresó uno de sus residentes y dueño de una peluquería.

Un hombre que no quiso ser identificado explicó las calamidades por la que pasa esa barriada debido a la alta presencia de las bandas, las cuales han limitado el desarrollo del comercio, tanto en La Puya como en el sector vecino conocido como Apollo 11.

"Aquí estamos cerrando a las 7 p.m. de la noche, cuando en realidad nuestro horario es hasta las 9 p.m., y los clientes ya no están viviendo como antes por temor a hacer asaltados", afirmó el propietario de la barbería, quien además pidió una "intervención real" de las autoridades.

Los grupos criminales también han afectado las ventas del negocio "Multiservicios ByG", el cual al igual que la mayoría de los comercios del entorno ha reducido sus horas de operación por los antisociales que controlan la zona.

El negocio además se ha visto "obligado a realizar una notoria inversión en rejas de seguridad en prevención posibles ataques de las tres bandas que actualmente se pasean por las calles de la vecindad".

Hay miedo a hablar

La imagen se repite en los comercios de Apollo 11, donde los colmados, bancas y cafeterías optan por trabajar bajo el resguardo de puertas de rejas a través de las cuales despachan las mercancías y reciben el dinero.

El poderío de las pandillas en los sectores en mención ha llegado al punto de arrebatarle el derecho a expresarse libremente a sus pobladores quienes optan por guardar silencio ante la problemática con tal de no ser lesionados.

Modus operandi

Estas organizaciones, cuyos apelativos por lo general corresponden al apodo o nombre de su cabecilla, utilizan un mecanismo que consiste en distribuir en el entorno una serie de informantes que avisan a los malhechores para que estos en caso de que llegue una autoridad” así contó uno de los residentes.

En cuanto a la cacería de sus víctimas, eligen movilizarse en "grupos de cuatro", casi siempre a bordo de motocicletas para tener mayor agilidad a la hora de la escapada y fuertemente armados con pistolas de "peine o cargador con capacidad de acoger hasta 30 casquillos".

Dato que se corrobora en algunos videos que circulan en las redes sociales de cámaras de seguridad en los que se puede observar el accionar de estos antisociales.

Como solución, algunos moradores exigen la instalación de un destacamento más cercano, ya que el más cercano es el ubicado en Cristo Rey.

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