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OPINIÓN | Analizando las altas y bajas de las encuestas de 2023

Por Johnny Sánchez
Especial para Mi Tierra News

MIAMI, Florida - Ante el aire político y electoral que se respira en la antesala de los comicios presidenciales de República Dominicana de mayo de 2024, quiero compartir "mi lectura" sobre el tema que estará de moda en lo que resta del año 2023: Las encuestas de preferencia.

Ya sean las encuestas internas con padrón cerrado que realizarán algunos partidos políticos, o los sondeos abiertos con una participación generalizada de la sociedad civil, es importante evaluarlas todas, porque al final del día en ocasiones los resultados de estas encuestas influyen en las elecciones municipales y presidenciales del país.

Y es que, para nadie es secreto, que para muchos votantes las encuestas son uno, de entre muchos elementos utilizados, para decidir por qué candidatos votar a la hora de entrar a la casilla.

En determinadas circunstancias, los sondeos sirven para resolver las competencias internas de los partidos al conseguir candidaturas. No siempre es un buen método, porque los partidos deben democratizarse y no pasar al encuestador la tarea de resolver la competencia.

Las encuestas para seleccionar candidatos casi siempre generan sesgos a favor del personaje más conocido, que no siempre es el más competitivo, ni el más representativo.

Ha habido un abuso de encuestas internas en partidos, y son recurrentes los fracasos al asumir que un determinado candidato es ganador y, a la hora de la competencia, simplemente se desploma en las intenciones de voto.

Como ejemplo reciente y tangible tenemos que recordar lo que pasó con Gonzalo "El Penco" Castillo. Los estudios cualitativos son de mayor utilidad, pero contienen un sentido subjetivo que hace que pierdan confiabilidad.

Los clientes de las encuestas prefieren cifras, aunque éstas no sean claras o contundentes. Insisto, es recurrente el fracaso de los partidos al utilizar las encuestas como medio para definir candidatos. Los sondeos quizás ayudan a evitar la contienda democrática y algunos reclamos, pero no es la forma más inteligente para definir a los aspirantes.

Lo que no te dicen es que las encuestas son un instrumento de financiamiento para candidatos, en República Dominicana y en todo el mundo. No existe candidato que no diga que lleva ventaja según sus propios estudios.

Los candidatos andan en lo suyo, el problema es cuando el encuestador se deja presionar para tener resultados que le permitan conseguir dinero y otros apoyos. El problema es que el financiamiento privado está muy restringido y presionar al encuestador significa modificar los resultados.

El hecho de que el desacierto en las encuestas casi siempre sea a favor del partido gobernante llama a sospecha, esto es, el error, no se distribuye de manera igualitaria o aleatoria, sino casi siempre es a costa del opositor, como ha ocurrido en las elecciones del 2012, 2016 y 2020.

Es un hecho que son más los contratos de candidatos con encuestadoras que del partido y no todo lo que se hace se reporta, esto tiene que ver con la irracionalidad de las campañas que en el mundo real son muy caras y legalmente se tienen límites de tope gastos absurdos.

Debo decir que a veces tampoco se pagan las encuestas. Existe un problema serio, sobre todo cuando los pagos se hacen en efectivo, o con promesas de que cuando gane, eres mi ministro de publicidad. Esto genera riesgos graves para las empresas con Dirección General de Impuestos Internos (DGII) y las lleva a asumir riesgos fiscales importantes.

Ningún sondeo por internet es confiable en virtud de que recogen la opinión de personas de los que votan en la demarcación, así como de otros, que probablemente, ni saben dónde está Santo Domingo Este/Oeste. Es por consiguiente totalmente manipulable.

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