Header Ads

Reflexión: Los que estuvieron antes, los que vinieron después...

Carlos Morin en 1981
Por Máximo Caminero
Especial para Mi Tierra News

Este latido bien pudiera llamarse "Lo que fuimos antes, lo que somos ahora"... Pero ese lo podríamos "latir" en otro momento. El pensamiento surge al ver hoy en Facebook una imagen publicada por Gregory Morin, que muestra a su hermano Carlos. Ambos amigos míos de la infancia.

Me dice Gregory que esa foto fue tomada en 1981, cuando yo tendría unos 18 años y Carlos, quien era menor que yo, unos 16 años.

En la imagen aparece Carlos vestido de traje de motocross, tal y como lo recuerdo. Con una mirada gallarda que delataba su esencia de campeón, de esta disciplina muy popular entonces entre los chicos de Los Prados, el barrio capitalino en donde crecimos.

No pude contener una lágrima que cayó acompañada de un vacío nostálgico y una "intrigante" reflexión. Esos momentos del pasado, esa vida de ayer, "esos" que estuvieron antes y que ya no están. ¿Los cambiaríamos por nuestra actual vida presente? ¿Fuimos más felices antes que ahora?

Sin dudas que uno va dejando un rastro de nostalgias por todos los tiempos vividos, así no sean tan buenos, y es que parece que uno vive de las nostalgias y "de esa otra vida" que uno jura, sueña o piensa..."que vivió".

Cuando uno solo se tiene a uno mismo, es decir, cuando aún eres el hijo bajo la tutela de tus padres, sin responsabilidad mayor que la de ti mismo. Estás en un periodo de crecimiento y búsqueda de identidad y de fundación.

Tu familia es tu cuartel donde duermes y se te dan alimentos, y uno que otro jalón de orejas, pero la calle es tu área de exploración y a donde intentarás tus conquistas.

Es allí donde vamos acunando nuestros recuerdos, donde descubriremos a un montón de gente que de repente incrementarán tu familia materna al hacerse hermanos de la vida; hermanos del barrio, quienes darían la vida por ti si fuese necesario a cambio de nada.

No había dinero, ni interés material que estuviera por encima de "ese amor fraterno y espontáneo" que brotaba de forma sincera y pura.

De repente nos hicimos muchos, ¡tantos!, que tuvimos que repartirnos en grupos que se iban acoplando de acuerdo con "su forma de pensar" y sintonía de intereses. Sin embargo, y aunque no anduviéramos constantemente en el día a día, sabíamos que "allí o allá" estábamos todos conectados y sabíamos que éramos parte de un mismo árbol.

Formábamos parte del mismo tiempo en donde creamos nuestros recuerdos. Vivimos esos mismos momentos y respiramos esos mismos aires en donde la libertad no tenía obstáculos y vivir era solo pensar en vivir...

Claro que quisiera volver atrás, así sea en un sueño, y de nuevo respirar de "ese aire" atrapado en el tiempo de mi barrio. Para recorrer sus calles y veredas y encontrarme con las miradas de todos aquellos "que estuvieron antes" y que ya no están ni estarán porque nos hemos transformado en muchas cosas distintas.

Los que vinieron después trajeron otras alegrías y otros momentos. Nuestros hijos ocupan nuestro lugar de antaño y hoy andan construyendo sus propias nostalgias y sueños en otros barrios y otras dimensiones a las que solemos percibir sutilmente. No como aquella en que abrigamos un código inmortal y temerario.

Los que vinieron después son más cuidadosos y egoístas. Ya nadie da la vida por ti ni se preocupa si has comido o tienes donde dormir. Ahora la selva está sola y tú eres el único Tarzán que queda para no caer devorado por las bestias. Los que estuvieron antes ya no están. Andan olvidados en alguna tumba o empecinados en no caer en ella. Su momento también se transformó sin que pudieran evitarlo.

No sé si más adelante extrañaré estos momentos presentes tanto como aquellos de hace 40 años. Pero las matemáticas son frías y calculadoras, y van de la mano del tiempo. Las energías se agotan y se incrementa la consciencia, la misma que nos "enfoca" y hace notar que hace 40 años, éramos unos loquitos de mierda, ¡pero coño!, ¡qué rico nos las pasábamos!

Carlos murió a destiempo. Igual que Nicolás Mesa, José Curiel o Jorge Vallejo, por solo mencionar a unos pocos. En cada uno de ellos desapareció también un pedazo de mi historia. El mismo pedazo que abrigan cada uno de los que estuvieron antes y aún andarán recordando en su selva particular con todos los que vinieron después.

Cuando la memoria se agote ya no importaran los de antes ni los de después porque solo nos mantenemos vivos cuando "alguien" nos menciona. Yo quise, de alguna manera, revivir a mis muertos con esa alegría que llora, con ese llanto de fiesta.

Si alguien sabe cómo se ríe y se gime al mismo tiempo seguro que han pasado más de 40 años. ¡Salud! Mínimo Caminero.

Máximo Caminero es un reconocido artista plástico dominicano residente en West Palm Beach, Florida.

No hay comentarios

Con la tecnología de Blogger.