Reflexión: Tanta gente perdida
Por Máximo Caminero
Especial para Mi Tierra News
"En el carnaval, baile en la calle de noche, baile en la calle de día"... Aquella noche, Luis "El Terror" Días, se apareció en mi estudio de Miami junto a un amigo en común que no recuerdo. Agarró su guitarra y partió en tonalidades ácidas que en nada recordaban aquellas estrofas con olor a tierra que sólo él sabía extraer, como esas primeras líneas que acompañan este latido.
Se mostraba excitado y muy por encima de la dimensión "normal" a la que estamos todos habituados con su música.
Luego de dos canciones dramáticas y ruinosas, se fueron del lugar… En ese momento, sentí un alivio vacío, un "sin sentir" pausado en el tiempo. Pensé, perdí la oportunidad de hablar con un genio, pero qué podía hacer yo para detenerlo…
Esto me trae a otro momento similar… La Habana, bajo un silente sótano que abrigaba un paladar llamado "El Gringo Loco", propiedad de mi amigo Omar González (o Rodríguez, pues esto de envejecer va enturbiando la memoria), se abrió lentamente una puerta secreta y allí, relajadamente sentados, me esperaba el legendario cantautor cubano Silvio Rodríguez, junto a dos acompañantes.
Aquella noche pasó nula porque no recuerdo absolutamente nada de lo hablado por más de dos horas, compartiendo con uno de mis maestros espirituales desde que era un niño de 12 años. Silvio me invitó a compartir en los próximos días con él. Sin embargo, un extraño presentimiento que me invadió horas antes me hizo cambiar el vuelo para el día siguiente y me fui de Cuba.
Fueron aquellos años en los que mi vida andaba de salto en salto. Una queja ahogada que amenazaba estallar en cualquier momento. Una vida "loca" en la que, el alma vibra "desvalanceadamente" intentando parir "un ser distinto".
Fui parte de ese concierto de locos que andan por ahí intentando "encontrarse". De ese montón de gente perdida tratando de darle un sentido a su existencia. Los "yaguasos" no fueron en vano para este servidor que hoy comparte constantemente y hasta "repetidamente" sus reflexiones sufridas a través de mis días.
Recibo esporádicamente personas que me llegan de la nada -o debería decir, asignadas a mí y a su destino-, quienes muestran esa "típica" ansiedad que tanto Luis Días como yo padecimos en su momento. No dejo de asombrarme ante tanta gente perdida.
Gente que intenta vivir a su manera, y que aún no reúne el coraje de lanzarse al abismo como en algún momento Luis y yo hicimos. Los dos padecimos los estragos del arte y sus consecuencias inciertas. Nos tomamos el riesgo de "navegar" en caminos de tormentas y soledades en donde, periódicamente nos tientan los cantos de las sirenas.
Algunos caerán de rodillas ante los placeres que invitan a abrir puertas que conducen a otras dimensiones, en donde el amor se funde en una verdad no aceptada en esta. Los vuelos están al lado de la mente que a la vez incita a desplegar las alas.
Así se va perdiendo la gente. En éxtasis momentáneos que empujan, día a día, a "ese ser" pesado atrapado en nuestro cuerpo, a salirse y dejarnos volar libremente hacia las estrellas…
No están aquí, podemos ver sus cuerpos, pero sus mentes se van debatiendo en lo que "soy o no soy". Una respuesta que anda dando vueltas y que no termina de aterrizar en el más encumbrado filósofo de la historia. La brevedad del ser y sus dilemas de "lo que será"…
No piense que estoy hablando de drogadictas y viciosos. Estoy hablando de usted, de mí y de todos. Andamos perdidos como moscas al azar en recorridos de fragancias disueltas por todas partes y que nos hacen "intentar" tocarlas a todas por las mismas ambiciones arraigadas y ese afán de poseerlo todo.
Estamos perdidos porque indiferente nos pasamos por el culo lo que sucede a miles de kilómetros de nuestro entorno, permitiendo insensiblemente que el hombre y sus miserias absurdas consiga estar cada vez más dividido en espacios exclusivos.
Perdidos porque nos agrupamos en pandillas que defienden lo indefendible solo por un "sentido de pertenencia" sin tomar en cuenta lo malo de donde se está parado.
Sí, hay mucha pérdida, no solo por las drogas, los dramas o las pasiones, sino por las ambigüedades y su falta de tocar y abrazar el pecho de cualquier ser humano o animal para compartir latidos que nos aterricen a este plano breve y no concluyente.
Encontrar la luz, la razón o el propósito del "por qué" la vida, es algo que buscan pocos. Ojalá se logre visualizar pronto esa luz, ya que nos estamos quedando a obscuras ante tanta gente perdida. ¡Salud! Mínimo Perdido.
Máximo Caminero es un reconocido artista plástico dominicano residente en West Palm Beach, Florida.
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