¿Tiene la Cuaresma una base bíblica?
Por Rafael Baldayac
Especial para Mi Tierra News
Para la mayoría de los cristianos en todo el mundo, a partir de mañana jueves, 23 de febrero, comienza la sagrada temporada de la "Cuaresma", cuya fecha cambia cada año según el calendario litúrgico pero que empieza siempre un día después del "Miércoles de Ceniza" y el "Martes de Carnaval"
La Cuaresma en una celebración religiosa que marca el camino hacia el Domingo de Ramos y eventualmente, la Semana Santa. La palabra Cuaresma se deriva del anglosajón "Lencten", que significa "primavera". Por extraño que resulte para nuestros oídos, es más fácil que el término latino Cuadragésima.
Ahora bien… ¿Es pecaminoso ser partícipe del periodo de Cuaresma?; ¿es pecado no hacerlo?; ¿hay algún beneficio espiritual en observarlo?
Aunque la Biblia no menciona la Cuaresma, ni nos manda a celebrarla, es importante no imponer nuestra decisión a otras personas ni juzgarles, sea cual sea su convicción. Sus acólitos argumentan que es un periodo en el que se preparan para recordar la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
La Cuaresma consta de los 40 días antes del Domingo de Resurrección, sin contar los domingos. Es un tiempo especial de recogimiento espiritual, ayuno y reflexión en el que se enfatizan la moderación y el arrepentimiento.
Sin embargo, debemos aclarar que no hay ninguna penitencia o sacrificio que podamos hacer para merecer o ganar el perdón de nuestros pecados.
Queda muy claro que somos perdonados por "la gracia de Dios" a través de Jesús y su sacrificio en la Cruz. No hay ningún esfuerzo humano o penitencia que nos pueda asegurar la vida eterna.
Evidentemente, algunos dirán que no hay nada malo en aprovechar los días previos a Semana Santa para pasar más tiempo con Dios en oración y alabanza.
Muchos se preguntan: ¿Hay una base bíblica para celebrar la Cuaresma? Existen discrepancias teológicas entre cristianos. Los que la celebran se refieren a tres eventos principales -las cenizas, el número 40 y el ayuno- símbolos que se repiten en la Biblia.
La Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza para recordarles a los fieles que "del polvo saliste y al polvo volverás" (Génesis 3:19). La Biblia menciona personas que lloran de cilicio y cenizas. Se asocia al dolor, la tristeza, y el arrepentimiento. Jesús hace mención como señal de arrepentimiento (Mateo 11:21).
En la Biblia hay más de 100 menciones al número cuarenta. Generalmente, asociado a pruebas, dificultades o aflicciones. Tales como los días que duró el diluvio (Génesis 7:17). Días y noches que estuvo Moisés retirado en el Monte Sinaí sin comer ni beber agua (Éxodo 24:18; 34:28). Los años que estuvo el pueblo de Israel vagando por el desierto antes de llegar a la Tierra prometida (Éxodo 16:35; Números 14:34).
La justificación para la preparación cuaresmal se basa en el ayuno de Jesús de 40 días en el desierto en preparación al comienzo de su ministerio, antes de su tentación por Satanás (Mateo 4:1-2; Marcos 1:13). Jesús apareció a sus discípulos 40 días después de su resurrección (Hechos 1:3).
Alegan que su origen se encuentra en la iglesia primitiva donde los primeros cristianos acostumbraban a ayunar antes de realizar los bautismos de los nuevos fieles durante la Pascua.
Otros consideran que este rito no está relacionado de ninguna manera con la supuesta observancia de la Pascua por parte de Jesús. "La práctica de ayuno y penitencia de 40 días antes de Pascua no se originó en la Biblia".
Exponen que la Biblia enseña sobre la importancia del ayuno y el autoexamen, pero no lo hace sobre un período de 40 días llamado Cuaresma o sobre un Miércoles de Ceniza en el que se ponga ceniza en la frente.
"Se basa sobre la idea equivocada de que el hombre puede ganar méritos para con Dios". Existen los que piensan que Dios tiene que recompensarnos tomando en cuenta nuestra ofrenda, sacrificio, altruismo y abnegación.
Sí, Dios bendice a los suyos, no por obligación sino por su gracia. Lo que él busca es nuestra fidelidad para servirle (Juan 15:16).
La cuaresma, observan, es una forma litúrgica de adoración mecánica, fría y artificial, determinada por la jerarquía de la iglesia de Roma, que no nace en el corazón del hombre (Mateo 15:7-9).
Este periodo, que debe ser de recogimiento espiritual, tradicionalmente se relaciona con el libertinaje durante el carnaval. Sirve como una excusa para satisfacer las pasiones carnales.
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