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Las habichuelas con dulce, un tradicional postre dominicano de la Cuaresma



Desde que en el calendario se acerca la temporada de la Cuaresma, y en especial la Semana Santa, muchas cocinas de República Dominicana son invadidas por el inconfundible aroma de las tradicionales "habichuelas con dulce", quizás el postre más exquisito de la gastronomía quisqueyana.

Este delicioso platillo, que igual puede comerse "calientico y acabado de hacer", a temperatura ambiente o "frío de nevera", lleva preparándose por más de dos siglos en el país caribeño incluso mucho antes de convertirse en república independiente.

En la actualidad, las habichuelas con dulce son consumidas por ricos y pobres por igual; todas las clases sociales dominicanas disfrutan de su dulce y espeso sabor y, aunque la tradición es comerlas durante la Cuaresma y Semana Santa, hay lugares en donde están disponibles durante todo el año.

En Nueva York, por ejemplo, donde vive la mayor concentración de dominicanos fuera de su país, hay personas que, gracias al sabor de las habichuelas con dulce, hoy tienen su propio negocio para mantener a su familia. Este es el caso de Nidia Rivera, una mocana quien por más de 30 años vendió el delicioso postre en las calles del alto Manhattan. "Doña Nena", como también le decían a "la reina de las habichuelas con dulce", falleció en abril de 2021 pero sus hijos hoy mantienen viva la producción.

Un postre con raíces francesas

Pero ¿cuál es el origen de las famosas habichuelas con dulce? Según historiadores, este postre llegó a la cultura dominicana gracias a la presencia francesa en la isla de Santo Domingo. Está documentado que un plato parecido era consumido en el Siglo XVIII por la élite francesa (los dueños de ingenios y plantaciones) que vivía en Saint-Domingue, en la parte occidental de la isla.

Esa receta original llevaba frijolillos de textura suave y sabor azucarado. Expertos opinan, sin embargo, que el platillo no se popularizó en Haití debido a que la élite que la consumía fue expulsada de la parte oeste de la isla con la revolución haitiana de 1791, la cual eventualmente concluyó con la independencia de la antigua colonia francesa en 1804.

Se piensa que, gracias a ese éxodo de familias afluentes francesas al lado español de la isla, hizo posible la introducción de las habichuelas con dulce al menú culinario de los dominicanos. El primero quien cocinó frijoles con dulce en la parte este de Quisqueya fue el francés François Delalande.

Este hecho fue documentado por el militar francés Dorvo Soulastre, quien en marzo de 1798 visitó a Santo Domingo acompañando al general y diplomático francés Gabriel d'Hédouville. En su bitácora "Viaje por tierra a Santo Domingo, la capital española de Saint-Domingue", Soulastre relató haber conocido a Delalande y saboreado del delicioso postre.

Delalande, quien vivía en Fort Dauphin, Saint-Domingue, llegó al Santo Domingo español huyendo de la parte oeste de la isla (lo que hoy es Haití), tras el estallido de la revolución de 1791. Su desgracia familiar comenzó cuando un mulato solicitó permiso para casarse con una de sus hijas. Ante la negativa -en aquella época los matrimonios mixtos estaban prohibidos, y no se permitía la unión de blancos con mulatos o negros-, el pretendiente decidió vengarse y, aprovechando la rebelión de esclavos, mató a sus dos hijas y persiguió a la familia.

A su llegada, Delalande comenzó a sembrar legumbres, junto a sus hijos varones, en un pequeño predio en los alrededores de Santo Domingo, que fueron los primeros granos cultivados en la parte occidental de la isla, donde solo se conocían las habichuelas secas.

Soulastre escribió que Delalande elaboraba y brindaba el postre del frijolillo azucarado a su familia, servidumbre, vecinos y visitantes, quienes comenzaron a imitar su cocción, popularizándose rápidamente en Santo Domingo.

Adaptación al mundo culinario dominicano

En aquel entonces, los dominicanos sólo conocían las legumbres secas que venían de España o de Norteamérica, y nunca las habían visto verdes en sus mercados. De las legumbres de Delalande, a Soulastre le llamó la atención especialmente unos "frijolillos" mejor cuidados que otros, los cuales se comían "tan finos y azucarados" como en Francia.

A Soulastre, además, le brindaron una merienda de lacticinios, confituras, pastelones de azahar, "merengues" con vainillas, dulce angélico y chocolate, entre los cuales se pueden identificar tres elementos básicos de las habichuelas con dulce: frijoles, productos lácteos y azúcar.

El proceso de fusión y síntesis culinaria del pueblo dominicano habría convertido estos ingredientes, después de la Independencia de 1844, en las habichuelas con dulce. Los frijoles franceses sembrados en la isla y los importados debieron ser sustituidos por las habichuelas precolombinas. Los dominicanos consumían frijoles franceses o criollos, azucarados o salados.

Los dominicanos echaron a un lado el frijolillo que usaban los franceses para hacer esa sobremesa, y comenzaron a usar habichuelas secas y prepararla con leche y azúcar, generando el rico postre, que es la consecuencia de la influencia del francés Delalande, más la creatividad y adaptación del pueblo dominicano.

Se piensa que la tradición de comer habichuelas con dulce en cuaresma es porque Soulastre aparentemente describió los famosos "frijolillos azucarados" franceses en vísperas de Semana Santa, "cuatro días antes del Domingo de Ramos", lo que indica que eran parte de esta conmemoración.

Hasta que se demuestre lo contrario, las habichuelas con dulce son un producto cultural único y auténticamente dominicano. Preparar y comer habichuelas con dulce es disfrutar del "sabor de la Patria" y de la esencia de la cultura dominicana: Es un plato dominicano que no existe en otra parte del mundo, pero al mismo tiempo contiene ingredientes del mundo entero.

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