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Reflexión: La huella de los dominicanos en Florida

Por Máximo Caminero
Especial para Mi Tierra News

WEST PALM BEACH, Florida - De los más de 2 millones de dominicanos que viven en Estados Unidos, se calcula que cerca de 260,000 residen en Florida. La migración dominicana hacia el llamado "Estado del Sol" se remonta a los años 1940s. No obstante, no fue hasta entrados los 1990s cuando los hijos de Quisqueya crecieron exponencialmente.

Un alto porcentaje de los dominicanos que quisieron convertir a Florida en su hogar, fueron jóvenes profesionales de clase media y con estudios universitarios. Prueba de eso es el hecho de que hoy hay un gran número de médicos, ingenieros, arquitectos, abogados, entre otras profesiones, que se han destacado en sus respectivas ramas por toda la geografía floridana.

A estos se les suman un sinnúmero de empresarios, emprendedores y exportadores, dado al alto nivel de intercambio económico que se realiza a diario entre Florida y República Dominicana, siendo el país caribeño de 11 millones de habitantes uno de los principales socios comerciales del Estado.

Los primeros quisqueyanos en Florida

Durante los años de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, que duró entre 1930 y 1961, uno de los dominicanos más notables en visitar al "Estado del Sol" fue Porfirio Rubirosa Ariza, un diplomático y exmilitar dominicano que dejó su marca como un playboy internacional por su estilo de vida y legendaria destreza con las mujeres.

Rubirosa Ariza, entre otras cosas, era piloto de autos de carrera y jugador de polo. Está documentado que sostuvo relaciones amorosas con mujeres de la clase más poderosa de Estados Unidos y Europa, incluyendo a importantes actrices de Hollywood y miembros de la realeza, y que, en la década de los 1950s, por un tiempo residió en una mansión de Palm Beach, Florida.

Años más tarde, durante los cruentos 12 años del presidente Joaquín Balaguer Ricardo, entre 1966 y 1978, un notable número de dominicanos se trasladaron al sur de Florida y compraron viviendas, específicamente en la ciudad de Miami.

Estos dominicanos, muchos de ellos afiliados al régimen derechista de Balaguer Ricardo, se sintieron atraídos por la adquisición que Trujillo había hecho durante sus años de gobierno de propiedades en la zona.

Incluso, la actual sede del Consulado General de República Dominicana en Miami fue una mansión que perteneció al dictador dominicano, ubicada en 1038 Brickell Avenue, en una de las áreas más exclusivas y cotizadas del Downtown de Miami.

Para nadie es secreto que Miami siempre ha sido un lugar atractivo para la clase alta dominicana. En la exclusiva isla de Brickell Key, en el mismo centro del Downtown, hay un gran número de quisqueyanos adinerados, de los que se podrían destacar empresarios y políticos que han encontrado un refugio "secreto" a solo una hora, 50 minutos de vuelo de su país natal.

Los dominicanos y la política

En cuanto a la participación política se refiere, puede decirse que los dominicanos son apáticos en participar en los torneos electorales de República Dominicana a pesar de que la Constitución le otorga el derecho al voto desde el exterior. Para los comicios generales de 2020, por ejemplo, en Florida había empadronados alrededor de 60,000 dominicanos hábiles para votar. De estos, apenas unos 17,000 acudieron a las urnas.

Del otro lado de la moneda, se calcula que de los más de 200,000 dominicanos que viven en Florida, cerca del 70% está inscrito para votar en las elecciones de Estados Unidos. Esto demuestra que muchos dominicanos están más preocupados por el futuro de la nación en donde viven, que por el destino del país que los vio nacer.

Con frecuencia, cuando se le pregunta a un dominicano, ¿por qué no votas en las elecciones de tú país?, muchos responden diciendo que votar por los políticos y los partidos de República Dominicana, "sería una pérdida de tiempo".

El enfoque cultural de los 1990s

Durante la década de los 1990s, los grupos culturales dominicanos florecieron con frecuentes actividades abiertas al público y uniendo a diferentes miembros de la comunidad.

En aquel entonces, además de los dominicanos que emigran directamente desde República Dominicana, también se reportó un importante flujo de dominicanos que, después de vivir varios años en los estados del noreste de Estados Unidos como Nueva York, Nueva Jersey y Massachusetts, decidieron buscar temperaturas más cálidas en el sur de Florida.

El problema fue que las buenas intenciones de unir a la comunidad quisqueyana, y el boom de eventos organizados por dominicanos, para dominicanos, poco a poco se fue extinguiendo, influenciado en parte por el divisionismo sembrado por los partidos políticos de República Dominicana, que también establecieron sus respectivas representaciones en el sur de Florida.

Los actos culturales dejaron de ser atractivos para la comunidad, y con el tiempo se fueron diluyendo en el estado, que es tres veces y media más grande que el territorio de República Dominicana.

Cerca y lejos de Quisqueya, a la misma vez

Es triste decirlo, pero, aunque todavía existen múltiples organizaciones de dominicanas radicadas en el sur de Florida, ninguna tiene una sede para que los hijos de Quisqueya puedan visitarla o realizar eventos. En este momento no existe un club o centro cultural dominicano.

Precisamente esa carencia de un local para los dominicanos hace que, muchos hijos de dominicanos radicados en Florida hoy no hablen el idioma español ni se sientan conectados con sus raíces quisqueyanas. Esto pese a que, geográficamente, la tierra de sus padres está apenas a unas 950 millas de distancia.

La presencia de los dominicanos es visible en unos cuantos comercios, mayormente restaurantes, en donde se escucha la música popular en el fondo. También, existen algunos programas dirigidos por dominicanos, que comenzaron en la radio durante los años 1990s para "dilucidar" los dilemas políticos del momento pero que, con la tecnología de la internet, han evolucionado a otras plataformas como YouTube y Facebook.

En cuanto a los programas de televisión dominicanos, a pesar de algunos intentos, ninguno ha logrado "afincar" las bases necesarias para permanecer en el aire. Al mismo tiempo, algunas figuras de la televisión dominicana intentaron sin suerte establecerse en este Estado que parece arropar en el silencio a muchas estrellas que "descollan" en sus países de origen.

Algunos dominicanos han logrado asumir posiciones electivas de la política local, como, por ejemplo, el comisionado Erik Arroyo, quien ocupó el puesto de alcalde de la ciudad de Sarasota, y la concejal Digna Cabral, quien fue vicealcaldesa de Doral. Lastimosamente, ha habido dominicanos electos a puestos públicos, pero que fueron removidos de sus puestos por "conflictos de intereses" y graves faltas a la "ética".

Con una migración dominicana cada vez menor proveniente de la isla y mucho mayor desde otros estados norteños, los dominicanos irán perdiendo más el interés por sus raíces isleñas y adaptándose a ser "gringos forzados". De hecho, la fisonomía estadounidense ha cambiado tanto que la variedad de razas actualmente es un crisol del mundo ocupando una sola nación.

Los dominicanos de Florida, contrario a los de Nueva York, han perdido mucho de su identidad original. La distancia, el aislamiento, el poco contacto de unos con otros, la falta de espacios en donde se "asienta" lo criollo, la discreta difusión radial, entre otros factores, terminará por abrazar los últimos resquicios de esencia dominicana que queden.

El tiempo, que de todo se encarga, no dejará una huella de la cual podamos posar nuestra esencia. El parque y la calle denominada en honor de nuestro patricio, Juan Pablo Duarte, adquirirán otro nombre tal y como fueron despojados los anteriores.

Todavía Rubirosa Ariza, sigue siendo quizás lo más destacado que ha pasado por estos lares… Todo un desatino para tanta gente talentosa. ¡Salud! Mínimo Quisqueyano.

Máximo Caminero es un reconocido artista plástico dominicano residente en West Palm Beach, Florida.

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