Ataque terrorista enlutó a Orlando, pero fortaleció a su gente…
ORLANDO, Florida – La ciudad mundialmente conocida como "el lugar más feliz de la Tierra" se estremeció la madrugada del domingo, 12 de junio, al convertirse en el escenario del peor tiroteo masivo en la historia de Estados Unidos.
Armado con una pistola semiautomática y un rifle de asalto, Omar Mateen, de 29 años, entró al club nocturno "Pulse" y desencadenó la matanza que (luego de una odisea de tres horas) dejó un saldo de 50 muertos (incluyendo al propio atacante) y 53 heridos.
El hecho se convirtió en el peor atentado terrorista en Estados Unidos desde los ataques del 11 de septiembre de 2001. Pero quizás más importante, sirvió como un ejemplo claro de que el terrorismo no es algo que ocurre en una tierra foránea.
Si algo logró Mateen es poner bien en claro que una sola persona puede ocasionar un ataque en cualquier lugar y en cualquier momento. Ni las estrictas medidas de seguridad impuestas por el gobierno, ni las propuestas para limitar la venta de armas, hubieran frenado la intensión de este monstruo para cometer su delito.
El hijo de padres afganos nacido en Nueva York demostró que ninguno de nosotros está exento a un atentado terrorista. No importa a donde vayamos, al cine, a un centro comercial, al parque, a la escuela, al trabajo, siempre existirá una posibilidad latente a que ocurra un ataque de un perturbado mental.
El problema radica en que establecer un sistema infalible de seguridad representa una misión titánica, casi imposible de obtener.
Pongamos el ejemplo de la seguridad en los aeropuertos... Estados Unidos cuenta con unas 450 terminales aéreas y todos los días, agentes de la Administración para la Seguridad en el Transporte (TSA) procesan alrededor de 2 millones de pasajeros que abordan miles de vuelos domésticos e internacionales diarios.
Por eso no es sorpresa que a raíz de los recientes ataques terroristas en los aeropuertos europeos de Bruselas e Estambul, que dejaron decenas de muertos y heridos, John Brennan, el propio jefe de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), comentó no descartar la posibilidad de que un atentado similar ocurra en cualquiera de las terminales aéreas de Estados Unidos.
Ahora bien, la posibilidad latente de un atentado terrorista no debe ser motivo para que le pongamos un freno a nuestro diario vivir. A pesar de la amenaza, el temor de convertirnos en víctimas de un atentado terrorista jamás puede frustrar nuestros planes. Hay que salir y disfrutar la vida, con o sin la posibilidad de morir.
En el caso particular del atentado en Orlando, todo parece indicar que Mateen actuó solo y sin el apoyo de ninguna célula terrorista. Aunque durante el cruento ataque, el propio asesino llamó a la línea de emergencias 911 y comprometió bajo juramento su alianza con el califato y el Estado Islámico de Irak, hasta el momento la CIA no ha encontrado evidencias que vinculen a Mateen con el reconocido grupo terrorista.
Paralelamente, reportes iniciales dijeron que Mateen supuestamente era un comensal frecuente en el club nocturno "Pulse", y que presuntamente usaba aplicaciones y páginas de internet para buscar parejas homosexuales. No obstante, la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) tampoco a encontrado evidencia creíble que sustancien estas versiones.
Incluso, nada ha surgido del supuesto testigo entrevistado por Univision que afirmó de forma anónima haber sostenido una relación homosexual con Mateen.
Lo que sí está claro es cómo el ataque en "Pulse" fortaleció a los residentes de Orlando. Pocos días después del horrendo atentado, tuve la oportunidad de visitar el Centro de Florida, y por primera vez percibí un sentimiento de solidaridad.
En medio del aire de dolor que se respiraba en Orlando, siento haber sido el recipiente de gestos de amabilidad de su pueblo; y ese positivismo y deseo de seguir adelante tras la tragedia es algo que debemos mantener vivo por siempre.
=========================
El periodista Fernando Almánzar trabaja como Productor y Editor de Asignaciones en Telemundo, y ha sido galardonado con tres Premios Emmy como miembro del equipo del programa matutino "Un Nuevo Día".
Armado con una pistola semiautomática y un rifle de asalto, Omar Mateen, de 29 años, entró al club nocturno "Pulse" y desencadenó la matanza que (luego de una odisea de tres horas) dejó un saldo de 50 muertos (incluyendo al propio atacante) y 53 heridos.
El hecho se convirtió en el peor atentado terrorista en Estados Unidos desde los ataques del 11 de septiembre de 2001. Pero quizás más importante, sirvió como un ejemplo claro de que el terrorismo no es algo que ocurre en una tierra foránea.
Si algo logró Mateen es poner bien en claro que una sola persona puede ocasionar un ataque en cualquier lugar y en cualquier momento. Ni las estrictas medidas de seguridad impuestas por el gobierno, ni las propuestas para limitar la venta de armas, hubieran frenado la intensión de este monstruo para cometer su delito.
El hijo de padres afganos nacido en Nueva York demostró que ninguno de nosotros está exento a un atentado terrorista. No importa a donde vayamos, al cine, a un centro comercial, al parque, a la escuela, al trabajo, siempre existirá una posibilidad latente a que ocurra un ataque de un perturbado mental.
El problema radica en que establecer un sistema infalible de seguridad representa una misión titánica, casi imposible de obtener.
Pongamos el ejemplo de la seguridad en los aeropuertos... Estados Unidos cuenta con unas 450 terminales aéreas y todos los días, agentes de la Administración para la Seguridad en el Transporte (TSA) procesan alrededor de 2 millones de pasajeros que abordan miles de vuelos domésticos e internacionales diarios.
Por eso no es sorpresa que a raíz de los recientes ataques terroristas en los aeropuertos europeos de Bruselas e Estambul, que dejaron decenas de muertos y heridos, John Brennan, el propio jefe de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), comentó no descartar la posibilidad de que un atentado similar ocurra en cualquiera de las terminales aéreas de Estados Unidos.
Ahora bien, la posibilidad latente de un atentado terrorista no debe ser motivo para que le pongamos un freno a nuestro diario vivir. A pesar de la amenaza, el temor de convertirnos en víctimas de un atentado terrorista jamás puede frustrar nuestros planes. Hay que salir y disfrutar la vida, con o sin la posibilidad de morir.
En el caso particular del atentado en Orlando, todo parece indicar que Mateen actuó solo y sin el apoyo de ninguna célula terrorista. Aunque durante el cruento ataque, el propio asesino llamó a la línea de emergencias 911 y comprometió bajo juramento su alianza con el califato y el Estado Islámico de Irak, hasta el momento la CIA no ha encontrado evidencias que vinculen a Mateen con el reconocido grupo terrorista.
Paralelamente, reportes iniciales dijeron que Mateen supuestamente era un comensal frecuente en el club nocturno "Pulse", y que presuntamente usaba aplicaciones y páginas de internet para buscar parejas homosexuales. No obstante, la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) tampoco a encontrado evidencia creíble que sustancien estas versiones.
Incluso, nada ha surgido del supuesto testigo entrevistado por Univision que afirmó de forma anónima haber sostenido una relación homosexual con Mateen.
Lo que sí está claro es cómo el ataque en "Pulse" fortaleció a los residentes de Orlando. Pocos días después del horrendo atentado, tuve la oportunidad de visitar el Centro de Florida, y por primera vez percibí un sentimiento de solidaridad.
En medio del aire de dolor que se respiraba en Orlando, siento haber sido el recipiente de gestos de amabilidad de su pueblo; y ese positivismo y deseo de seguir adelante tras la tragedia es algo que debemos mantener vivo por siempre.
=========================
El periodista Fernando Almánzar trabaja como Productor y Editor de Asignaciones en Telemundo, y ha sido galardonado con tres Premios Emmy como miembro del equipo del programa matutino "Un Nuevo Día".
Comparta su Comentario