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Reflexión: Todo desaparecerá

Por Máximo Caminero
Especial para Mi Tierra News

Pareciera que el mundo es el único que sobrevive. Se mantiene "intacto" girando por siglos y siglos en una danza que no tiene fin. Sin embargo, nosotros, usted, yo y los demás, hemos estado y estamos, deshaciéndonos constantemente en un ir y venir que se transforma incesantemente. Nacemos, estamos un tiempo jodiendo y ¡zas!, eventualmente desaparecemos.

Después de pasar las de Caín, es decir, todos los dramas que trae el paquete de la vida, y después de vivir quejándose el 75% del tiempo, por esto o lo otro, uno cae en la última bajada del precipicio en donde le "detectan" lo que será la posible causa de su muerte… Si es que no nos hemos muerto antes de un sablazo inesperado…

El escenario del planeta mantendrá su dinámica. Aire, agua, tierra, seguirán siendo los elementos comunes. El verde y el azul, sus colores predominantes. La sangre, ese color rojo que permanece oculto dentro de nosotros, continuará su recorrido por todas nuestras arterias en un ir y venir elíptico, revoltoso.

¡Vamos a morir! Nos desapareceremos; no lo dude ni se lo quite de su cabeza. Tampoco se vuelva loco por eso, recuerde que será lo último que hará. Sin embargo, esto le permitirá "vivir más" y mejor. ¡Sí! Porque cuando está consciente que todo es un momento, su vida completa, la vive segundo a segundo, la aprecia más y mejor.

Marcos Aurelio, el emperador de la antigua Roma, ya lo dijo cientos de años atrás: "recuerda que todo lo que estás viendo... desaparecerá". ¿Tiene idea usted de cuantas personas han desaparecido desde entonces? ¿Cuántas ilusiones y esperanzas quedaron enterradas? ¿Abandonadas, dilapidadas y olvidadas?

Todos los que han vivido antes de nosotros y durante, ¡ahora mismo, en este momento!, tuvieron y sueños por cumplir. Muchos difuntos perdieron tanto tiempo construyendo castillos que pensaron disfrutarán eternamente. Usted y yo, la pasamos empeñados en "perpetuar" imposibles.

El instinto nos conduce a sembrar constantemente por un bienestar al que aspiramos disfrute toda nuestra "estirpe".

Construimos un mañana en vano afán de vencer al universo y sus reglas inmutables de memoria y olvido. De creación y destrucción. Somos incansables e indetenibles. Nos cortan la cabeza y detrás viene el otro, lo cierto es que haciendo o no, igual nos darán de María Antonieta…

Quiera o no, usted tendrá su final de película. No es un final feliz porque morirán todos los protagonistas y el público quedará horrorizado con tan "trágico fin". Pero les quedará en la memoria "aquellos" que lucharon, o más aún, los que supieron vivir haciendo lo que en verdad desearon.

Los espectadores de la película "aprenderán" de los piratas que, no les dieron tanta mente a los dramas eternos, o simplemente caerán en una depresión profunda al ver repetirse el guión de sala en sala…

Miren mis queridos amigos. ¡Miren con atención! Y desapego porque todo desaparecerá en el momento más inesperado. Nada quedará en pie. Ni sus ojos, ni su pelo, ni su nombre. Obsérvese ahora frente al espejo y luego salga a navegar por la vida, por lo que le queda de ella.

Comparta lo que pueda con aquellos que han sido afectuosos con usted. Deles dinero, si tiene, y amor, que es la herramienta más poderosa que tenemos y que no nos cuesta ni un centavo el poseerla ni nos quita nada al regalarla.

No sea desgraciado haciéndole la vida miserable a los demás, ya que bastante tienen con no saber cómo manejar su consciencia en este estado terrenal o "como" manejar la incertidumbre y todas las especulaciones que andamos esparciendo ante nuestra propia ignorancia ante el misterio de la vida.

¡Usted morirá! Se lo vuelvo a repetir, pero no para que se amargue y se eche a llorar, sino para que se ponga a vivir ahora mismo, para que salga a la esquina y se siente en él, contén, a un costado de la calle, ensuciese, déjese llevar por sus sentidos y huela y palpe y sienta todo lo que se esparce ante su universo interior y perciba este regalo irrepetible que va a desaparecer.

En el fondo, todos sabemos que somos eternos, que en algún lugar oculto están todos los que se han ido y extrañamos. Sí, eso lo tenemos guardado en una cajita de la memoria. No llegamos por accidente ni vivimos la vida que vivimos por vivirla.

No desaparecemos del todo, ni siquiera existimos, somos esa sombra que nos mira desde el espejo y la que se ríe cada vez que le arrostramos nuestros egos y absurdas pretensiones que si van a desaparecer confundiéndose con el paisaje al que "curiosamente" miramos admirados y como "parte" de nuestra insólita existencia. ¡Salud! Mínimo Aparecido.

Máximo Caminero es un reconocido artista plástico dominicano residente en West Palm Beach, Florida.

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