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"La Mirada Oculta de la Primavera", el nuevo poemario de Martina Soriano

La periodista y poeta dominicana
Martina Soriano, acaba de lanzar su
nuevo poemario, "La Mirada Oculta
de la Primavera"

Por Carlos Márquez
Especial para Mi Tierra News

Luego de publicar en Teclalibre Multimedios, el enjundioso prólogo escrito por Juan Inirio al texto poético de Martina Soriano, permítanme contarles que he aprovechado el marco del rumor de la noche de este miércoles, para leer la diversidad de versos contenidos en "La Mirada Oculta de la Primavera".

De inmediato descubrí que el continente y el contenido de este conjunto textual era merecedor de una presentación a la altura de su prosa que fluye en torrente, cual agua exquisita que hidrata la sed.

Pero vino el contraste, entre el querer y el deber de respetar el tiempo, me llegó al recuerdo el extenso programa y el acto limitado a dos horas, donde albergar una nutrida participación de connotadas personalidades que han intervenido en este momento solemne en el que discurre la exaltación a la idoneidad de pintar con palabras lo que la autora percibe de lo cotidiano, de lo que siente, espera, canta, ríe y sufre; siempre mirando la primavera.

Portada de "La Mirada Oculta de
la Primavera" por Martina Soriano.
Entonces, en vez de venir a comentar, tratando de que no me suceda como ocurre en béisbol, cuando la bola pica y se extiende, decidí ser preciso contándoles por escrito la forma en que descubrí el escondite y el sub-fondo de "La Mirada Oculta de la Primavera".

Confieso que no me fue tan difícil lograrlo. Tuve la mágica suerte de que las antenas detectoras de duendes vagabundos de mi padre, Carlos Márquez, "Yillo", acudieron en mi auxilio, justo en el momento en que el presidente Joe Biden y su esposa Jill escogían el ropaje con el que viajaron a Fort Myers a solidarizarse con los afectados del terrible Huracán Ian.

Sé que a ustedes les parecerá increíble, pero la verdad es que esas antenas detectoras de difuntos vagabundos de Papá, me volvieron anoche a extender la mano cuando hurgaba en los misterios de esta mirada oculta.

Lo mismo hicieron en 1984 -y el poeta Cano lo sabe- en el Subway, ante la mirada atónita de cientos de neoyorquinos que esperaban abordar el Tren A, me permitieron el insólito privilegio de hablar con la figura de vientos de un tal Walt Whitman, a quien la esgrimí desaciertos democráticos retadores de gobiernos.

Contrario al reclamo que le hice al gran vate de Manhattan, al enigma clandestino del oculto mirar de Martina, quien nos habla no le esgrimió nada.

De ese modo, porque en su discurso poético brotado en aislamiento, no sólo desvela su angustia y desesperanza, sino que, reflexiona en verso, sobre el no-egoísmo que ha normado su existir, diciendo...

- Nunca viví, solo pensé en vosotros.
  Hoy me sorprende la brevedad del tiempo,
  que me deja sola, exhausta -

Descubro que, en aquellos días de aislamiento, la poeta siente que naufraga y siente fragilidad en soledad, por lo que escribe.

- Jamás quise quejarme del abismo,
  del encierro, del laberinto que evoca
  la rapsodia, ni de esta fragilidad
  que anuncia con miedo tu presencia -

No solo se queja del encierro que provoca la pandemia, su mirada vuelve al remoto pasado para plasmar sobre papel los altercados que se escenificaban en el lupanar, lugar común en los polvorientos pueblos iberoamericanos, donde los muchachos se graduaron de hombres en los brazos serviciales de las diosas oriundas del abandono y la interminable pobreza.

- El lupanar se cubrió de fantasía,
  celos sin censura y mentiras.
  Se pobló de ruidos estridentes,
  miradas intrusas, violencia,
  lágrimas y pornografía.
  El lupanar de la Calle 10
  sigue siendo recordado
  como el santuario de Eros
  y el oráculo del caminante
  de la larga noche oscura -

Para la autora, la juventud, esa maravillosa etapa que vivimos los seres planetarios, esa coyuntura del esplendor intenso reflejado en rostros y acciones, donde abunda la inexperiencia, no es más que una ilusión.

- En este amanecer de asfalto y ruido
  extraño la luz de la alborada
  de esas icónicas mañanas,
  donde tú y yo éramos uno
  y las edades solo fueron un mito -

Sobrevivir a la pandemia fue y ha sido una hazaña. En esta importante obra oriunda de la diáspora iberoamericana puedo notar que su autora, en el marco de aquella impactante y frustrante desgracia universal que truncó millones de vidas, desafía la muerte.

- Si la muerte viene,
  dile que ando en busca de placeres,
  que no me atropellan el tiempo ni el abismo.
  Si la muerte viene,
  dile que confundió el lugar y el tranvía.
  Si la muerte viene,
  la esperaré bailando un vals
  o tal vez un tango,
  rompiendo las predicciones de la numerología.
  Si la muerte viene,
  solícita, arrogante, reiremos,
  brindaremos, haremos un convite,
  con una solemnidad casi profética.
  Si la muerte viene,
  ofuscada, intrusa y audaz,
  encontrará su propio rostro
  y morirá de espanto -

Distinguidos escritores, amigos y amigas reunidos aquí, y el gran ausente, Juan Inirio, les digo, les cuento que, en "La Mirada Oculta de la Primavera", las antenas detectoras de duendes vagabundos me llevaron a saborear una satisfactoria diversidad de canto, un preciso y estructurado discurso de patria, una reflexiva prosa comprometida con la justa causa de la mujer, así como un dulce erotismo, con los Martina Soriano que no solo logra un espacio en el difícil mundo de la poesía dominicana, sino que se afirma poetiza y se ratifica poeta.

Martina, bienvenida tú, a "La Mirada Oculta de la Primavera".

Carlos Márquez es escritor, poeta y ensayista. Autor de "La Taza de la Tía" y "Canto a Claudio", entre otros trabajos literarios.

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