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¿Tiene el mundo motivos para respirar un aire de preocupación?


Por Fernando Almánzar
Mi Tierra News

En momentos cuando el COVID-19 parece alejarse cada vez más de las mentes de la mayoría, a pesar de que los contagios -y las muertes- continúan ocurriendo, la vida poco a poco está regresando a la normalidad. Las mascarillas hoy son un estorbo y el distanciamiento social, al igual como pasó con los dinosaurios hace 65 millones de años, ya entró en periodo de extinción.

A mi alrededor escucho de gente planificando vacaciones, regresando a la oficina para trabajar de forma presencial e integrándose a casi todas las actividades que llevaban a cabo antes del 11 de marzo de 2020, fecha cuando oficialmente empezó la pandemia que se estima infectó a más de 624 millones de habitantes y cegó la vida de unos 6.57 millones en todo el mundo.

Pero si bien el COVID-19 ya no es un problema tan tangible como hasta hace unos meses, en este momento ocurren una serie de acontecimientos globales que deberían ponernos los pelos de punta.

Tensión por la crisis entre Rusia y Ucrania

Una de las figuras, por ejemplo, que nos hace respirar preocupación e incertidumbre es el presidente ruso Vladimir Putin, cuyo poderío y liderazgo se tambalea. A raíz de su fallida incursión militar en Ucrania, su futuro político hoy es cada vez más incierto.

En las últimas semanas, el Ejército de Rusia incrementó sus feroces ataques sobre el suelo ucraniano. Ciudades que ya no estaban en la mira del líder ruso, como la capital Kyiv, ahora han vuelto a ser el blanco de los aviones y los cohetes rusos. De forma paralela, en el este del país, los ucranianos pelean para retomar los territorios que en algún momento habían sido ocupados por Rusia.

A pesar de que los medios ya se cansaron de reportar lo que pasa en Rusia y Ucrania, la realidad es que desde que comenzó la invasión rusa en febrero pasado, la situación no había estado tan delicada.

A esto se le suman las frecuentes amenazas de Putin de utilizar armas nucleares, y la aún más preocupante advertencia del presidente Joe Biden, quien hace días comentó que Estados Unidos y los países de occidente se enfrentan, por primera vez desde octubre de 1962, a un posible «Armagedón» nuclear.

Biden sostuvo que desde la era de John F. Kennedy y la Crisis de los Misiles Cubanos con la antigua Unión Soviética, Estados Unidos no había enfrentado una «amenaza directa» de que un rival pudiera usar armas nucleares.

Los recientes acontecimientos, como el retiro de tropas rusas de partes de Ucrania y las protestas multitudinarias en contra de Putin dentro del mismo territorio ruso, indican un resultado poco favorable. La razón: cuando el oso está herido, es cuando es más peligroso.

Ya sea antes o después de una posible caída de Putin, el resultado podría traducirse en un caos que impacte tanto a Rusia como al resto del mundo. La Guerra en Ucrania ha tenido un impacto directo en el precio global de los alimentos y los combustibles, y ahora que se avecina el invierno, hay quienes auguran que podría agravarse.

Corea del Norte, "jugando con fuego"

Pero la crisis ucraniana y lo que pasa dentro de la Federación de Rusia no deben ser los únicos problemas que deben preocuparnos. En Corea del Norte, el líder supremo Kim Jong-un empezó nuevamente a "jugar con fuego".

En lo que va de año Corea del Norte ha lanzado más de 30 misiles de prueba, de los cuales los últimos nueve durante este mes de octubre. Hablamos de cohetes que podrían transportar ojivas nucleares, capaces de viajar unas 1,200 millas (1,900 kilómetros), y que han sobrevolado el espacio aéreo de Japón.

Como me decía un antiguo editor del periódico «The Miami Herald», en Corea del Norte «el horno no está para galleticas». Por lo que la comunidad internacional no debe descuidar ni por un segundo lo que pasa en esa región.

El futuro Xi Jinping en China

En lo que resta de octubre y durante el mes de noviembre habrá una serie de acontecimientos globales, casi simultáneos, que podrían tener consecuencias impredecibles para el mundo entero. Este mismo domingo, 16 de octubre, por ejemplo, en China se reúne la cúpula del Partido Comunista para determinar si reelige o no a su presidente y secretario general, Xi Jinping.

Ahora bien, esto es lo que podría pasar... Si China mantiene a Xi Jinping como su máximo líder supremo, éste se convertiría en el primer presidente chino en superar los 10 años en el poder. Una hazaña que ni el propio Mao Tse Tung, ni Jiang Zemin, ni Hu Jintao lograron cumplir.

De ratificar su mandato, China y su Partido Comunista consagraría a Xi Jinping, convirtiéndolo en una especie de emperador con notables inclinaciones autocráticas.

Esto significa que Xi Jinping podría convertirse en la persona más poderosa del mundo, y de él dependería la relación de China con Estados Unidos, el futuro político de la isla de Taiwán y, como consecuencia, la paz mundial. ¿Por qué digo esto?... China también cuenta con un arsenal de cohetes nucleares.

Lula da Silva vs. Bolsonaro en Brasil

El domingo, 30 de octubre, se celebra la segunda vuelta electoral de Brasil entre el actual presidente, el derechista Jair Bolsonaro y su rival de izquierda, Luiz Lula da Silva.

Las encuestas actualmente le dan a Lula Da Silva un leve margen a su favor. Pero algunos sondeos colocan a ambos candidatos en un empate técnico, y el día de los comicios cualquiera de los dos podría conquistar la presidencia de Brasil, que como sabemos, representa la economía más poderosa del continente latinoamericano.

El problema radica en que no sabemos si Bolsonaro reconocerá o no una derrota electoral. Al que el expresidente Donald Trump en noviembre de 2020, el mandatario brasileño ha dicho que, si pierde en las urnas, será producto de un fraude electoral.

Elecciones en Estados Unidos

Poco más de una semana después, el martes, 8 de noviembre, en Estados Unidos se realizarán las esperadas elecciones de medio término donde los votantes estadounidenses deberán elegir a los 435 miembros de la Cámara Baja, a 34 de sus 100 senadores, y a 36 de sus 50 gobernadores, además de diversos puestos y enmiendas estatales y municipales.

Lo que está claro es que, aunque sus nombres no están en ninguna de las boletas electorales, estos comicios podrían consagrar o no a Biden en la Casa Blanca y solidificar de manera estelar la figura de Trump en la política estadounidense.

La popularidad de Biden está hoy en el suelo, la gasolina está nuevamente subiendo de precio, y la inflación ha hecho que los precios de los alimentos y los alquileres de casas estén casi inaccesibles. Estos negativos factores económicos hacen que algunos piensen que los republicanos van a arrasar el próximo 8 de noviembre, retomando el control del Senado y la Cámara de Representantes, y ganando la mayoría de las gobernaciones del país.

Del otro lado de la moneda, hay quienes opinan que la agenda conservadora que en los últimos meses restringió el derecho al aborto, facilitó la venta de armas y metió más a la iglesia en asuntos del estado, provocará una avalancha de votantes demócratas en las urnas.

Lo único que está claro es que nadie sabe lo que va a pasar. Ya no creo en las encuestas y, en cuanto a los factores internacionales que me ponen nervioso, no hay nada que yo pueda hacer. Mientras tanto, yo soy Fernando Almánzar y así veo las cosas.

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