Del Jaragua al Hispaniola: La pérdida de la memoria moderna de la Arquitectura Dominicana
Por Luis Omar Rancier Valdez
Revista Dominical Dejando Huellas
Cuando en 1985 el Grupo Nuevarquitectura y un grupo de arquitectos se lanzaron a tratar de evitar la absurda demolición del Hotel Jaragua de 1942, diseñado por Guillermo González, uno de los argumentos fue que por las dimensiones del lote donde se encontraba el Jaragua era posible desarrollar el nuevo hotel sin destruir el original.
En aquel entonces recibimos como respuesta de Flores Estrella, aquella bizarra información de que se habían realizado estudios estructurales del hotel y habían arrojado el resultado de que la edificación estaba a punto de colapsar.
El famoso intento de demoler el Jaragua con cargas explosivas demostró lo absurdo de aquella afirmación. Juan Luis Guerra lo inmortaliza en su tema de "Le dien dinamita" (Jaragua no cae), retomado por Alex Martínez y Rab Messina como título de su magnífico libro.
El Hospital Dr. Robert Reid Cabral es una obra del Arquitecto José Antonio Caro, construido en 1955 como el Hotel Provisional para la Feria de la Paz de Ciudad Trujillo (hoy Santo Domingo). |
Luego de demolición del Jaragua, el Grupo Nuevarquitectura realizó el seminario Arquitectura Contemporánea y Patrimonio Cultural, con el fin de crear conciencia sobre el valor de la arquitectura moderna y proteger, entre muchas, la obra de Guillermo González, que ha sido de las más afectadas.
El Jaragua, y el Jaraguita, en el malecón; el edificio de Agricultura en la Feria y la misma Feria como conjunto. La defenestración del Copello en la Calle El Conde, para mencionar, rápidamente algunas de las obras de Guillermo afectadas por ese obtuso desconocimiento de que el Moderno es también Patrimonio, como dice el afiche del DoCoMoMo dominicano, testimonian esa pérdida sistemática de la memoria de la arquitectura moderna dominicana.
El Hotel Paz diseñado en 1955 por Guillermo Gonzalez. Foto encontrada en un archivo por la Arquitecta Virginia Flores. |
Creo que es necesario que se explique si este proyecto compromete la integridad del Hispaniola y que se consulten a las instituciones pertinentes sobre el destino de la pieza.
Sugerimos que en ese sentido se consulten a los comités dominicanos del DoCoMoMo y del ICOMOS, al ministerio de Cultura y su Oficina Nacional de Patrimonio Monumental y a las Escuelas y Facultades de Arquitectura del país, desde ahora la Facultad de Arquitectura y Artes de la UNPHU ofrece sus espacios para propiciar y participar en cualquier consulta o presentación al respecto.
Que se entienda que no nos oponemos al proyecto del centro de convenciones, aunque entendemos que existen locaciones quizás más adecuadas como el antiguo Agua y Luz, abandonado a su suerte o la antigua Feria Ganadera, sino que se pondere con la debida sensibilidad el valor del Hispaniola y con él el valor de la arquitectura moderna dominicana.
Me parece importante que retomemos el argumento que se utilizó para defender el Jaragua y que mencionamos al principio, no es necesario destruir nuestra memoria para edificar una nueva.
Vale la pena preservar nuestras obras de arquitectura de la primera modernidad dominicana, se lo debemos a Guillermo, a Caro y a toda esa pléyade de arquitectos modernos de la primera generación.
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