Poner fin al uso de armas en manos civiles, una necesidad universal
Por Manuel Almánzar
Excónsul de República Dominicana en Miami
Todos los días amanecemos con una noticia que nos encoge de hombros y nos hace sentir impotentes. Niños acribillados en escuelas, feligreses congregados en su iglesia asesinados por un fanático, grupos de migrantes atacados en sus lugares de trabajo, jóvenes asaltantes, mafiosos que le exigen peajes a comerciantes, bandas armadas que aterrorizan barrios y poblados, un presidente asesinado en su lecho conyugal o un ministro buena gente y gentil asesinado por un amigo de infancia en su propio despacho.
Los ataques con armas de fuego pasan en todas partes; la violencia no es exclusiva de ningún país y todos estamos expuestos.
Lo que no sé es cómo todavía gente que defiende el derecho de cualquier ciudadano a portar armas de guerra, pistolas, revólveres y hasta granadas y dinamita.
Debe haber un acuerdo universal para la eliminación de armas en manos de civiles, que nadie, absolutamente nadie tenga el derecho de portar armas de fuego y de usarlas contra ningún ser humano, por grandes que sean sus frustraciones y enferma su mente.
Ningún derecho comercial está por encima de la vida humana. Todo civil o militar fuera de servicio o en retiro no debe portar armas, solo el Estado debe hacer uso de estas en función de la defensa e interés nacional.
Un acuerdo mundial para que todo el mundo entregue sus armas en un tiempo prudente, que no quede una sola arma en manos inadecuadas. Las personas decentes que las tienen en sus casas para defenderse no tendrían ninguna razón para no entregarlas, una vez los delincuentes y enfermos mentales hayan sido desarmados.
Lo que planteo parece imposible. La razón: Miles de millones de dólares al año mueven a los fabricantes y vendedores de armas, y ellos mismos buscarían otros destinos a sus capitales si algo así ocurriera.
Pero podemos perder la batalla o la fe. La lucha por un mundo pacífico sin armas es posible si todos nos ponemos de acuerdo. La Organización de Naciones Unidas (ONU), todos los organismos de la sociedad civil, la prensa mundial, los gobiernos y Estados.
Soñar no cuesta nada, hay que luchar por verlos realizados, el mundo no aguante un mala noticia más.
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